Lady Bird (2017)

“Lady Bird” de Greta Gerwig no es una película para tomarse a la ligera, ni tampoco para verla como un simple coming-of-age. Es un retrato visceral y, a menudo, agridulce de la adolescencia, la lucha por la independencia y la compleja relación entre una madre y una hija. Gerwig logra esto a través de un guion inteligente, diálogos incisivos y, sobre todo, unas actuaciones que realmente encajan a la perfección. La película, centrada en Christine “Lady Bird” McPherson (Saoirse Ronan), nos presenta a una joven que se traslada a la costa del norte de California para su último año de instituto, intentando romper con la pequeña ciudad de Dakota y, consecuentemente, con el control de su madre, Marion (Laurie Metcalf).

Ronan, en su interpretación, es excepcional. No se limita a ser una adolescente rebelde y pretenciosa; explora las frustraciones, las inseguridades y la soledad que acompañan a la búsqueda de la identidad. Su Lady Bird es un personaje lleno de contradicciones, a veces irritante, otras veces profundamente conmovedora. La química entre Ronan y Metcalf es uno de los pilares de la película. La relación entre ambas es la que da forma a la narrativa, y la magistral actuación de Metcalf, que incluso obtuvo un Oscar, es el corazón palpitante de la obra. Marion no es simplemente la madre controladora; es una mujer que ha sacrificado mucho por su hija y que, a pesar de sus errores, lo hace por amor. Esta dualidad, esta ambivalencia, es lo que hace que la relación sea tan compleja y realista.

La dirección de Gerwig es impecable. Logra mantener un ritmo constante, alternando momentos de humor agudo y diálogos afilados con escenas de gran sensibilidad. La película no se aferra a clichés ni a melodramas baratos. En cambio, se atreve a mostrar las imperfecciones de la familia, las pequeñas frustraciones cotidianas y las dificultades de la transición a la adultez. El uso de la fotografía es notable, con una paleta de colores cálidos que evoca la nostalgia y el espíritu de los años 80, añadiendo una capa de atmósfera a la historia. La banda sonora, compuesta por Alexandre Desplat, complementa a la perfección las escenas, enfatizando las emociones y creando una atmósfera envolvente.

Más allá del coming-of-age, “Lady Bird” explora temas como la clase social, la búsqueda de la voz propia y la aceptación de uno mismo. La película no juzga a sus personajes, sino que los muestra en toda su complejidad. Lady Bird, aunque a veces condescendiente y egocéntrica, es, en última instancia, un personaje que busca ser feliz y encontrar su lugar en el mundo. La película termina con una reflexión sobre el poder del recuerdo y la importancia de valorar las relaciones que nos acompañan a lo largo de la vida. No es una película fácil de ver, porque nos obliga a confrontar nuestras propias relaciones familiares y a cuestionar nuestras propias expectativas sobre el futuro. Debe ser considerada una de las mejores películas de esta década.

Nota: 9/10