Lady Frankenstein (1971)

“Lady Frankenstein” es una película que se ancla en un deseo retórico incesante: reimaginar el mito de Frankenstein con una perspectiva femenina y, al mismo tiempo, desafiar las convenciones de la ciencia ficción gótica. Lo logra, sí, pero no sin ciertas dificultades. La película, dirigida por Chris Columbus, ofrece una premisa intrigante: la hija del Dr. Frankenstein, Evelyn, y su ambiciosa asistente, Marshall, continúan el legado de su padre tras su trágico asesinato, un legado marcado por la búsqueda de la inmortalidad y la experimentación con la vida y la muerte.

La dirección de Columbus se inclina por una estética visualmente atractiva, dotando al laboratorio de Frankenstein de una atmósfera claustrofóbica y melancólica, casi como un museo de horrores. La fotografía de Russell Carpenter, con tonos apagados y una iluminación que juega con las sombras, consigue crear un ambiente de constante tensión. Sin embargo, a veces la estética, más que sumarse a la narrativa, parece por sí sola, como si el director se enfocara demasiado en la apariencia visual de la película. A pesar de esto, la paleta cromática y la meticulosa recreación del laboratorio, aunque quizás excesiva en algunos momentos, contribuyen a la sensación general de extrañeza y decadencia.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Kiernan O’Connor, como Evelyn, muestra una vulnerabilidad convincente, equilibrando la ambición científica con una profunda melancolía. Su personaje, a pesar de ser el núcleo de la narrativa, a veces se siente algo plano, carente de una profundidad emocional que le permitiera explorar las complejas implicaciones éticas y emocionales de sus acciones. El actor que interpreta a Marshall, Michael Cane, ofrece un buen trabajo, interpretando la frustración y la desesperación del personaje de manera convincente. La presencia de James Cosmo como el monstruo original añade un elemento de crudeza y desesperación al conflicto, aunque el personaje carece de un desarrollo más profundo que pudiera haber explotado su origen.

El guion es, sin embargo, donde la película más notablemente falla. Las ideas centrales, como el trasplante cerebral y la eterna búsqueda de la inmortalidad, son interesantes, pero el guion se sumerge en un torbellino de tramas secundarias y revelaciones repentinas que dificultan la construcción de una narrativa coherente y que, en ocasiones, se siente apresurada. El ritmo es irregular, con momentos de tensión genuina interrumpidos por secuencias de acción que parecen sacadas de una película de Hollywood convencional. La película se pierde en la ejecución de la trama, relegando la exploración de temas complejos como la ética científica, la identidad y la naturaleza de la humanidad a un segundo plano.

A pesar de sus defectos, "Lady Frankenstein" ofrece una experiencia visualmente atractiva y que logra mantener la intriga, especialmente en sus momentos de suspense. La película, no obstante, se queda a medio camino, no logrando alcanzar el potencial que plantea su premisa, dejando un sabor agridulce de ideas prometedoras frustradas por un guion subóptimo.

Nota: 6/10