Laggies (2014)

“Laggies” es, en su esencia, una película que se pierde en un mar de promesas incumplidas y personajes más caricaturescos que memorables. Dirigida por Mark Waters, la película busca con entusiasmo, pero termina cayendo en una tonalidad de comedia pastelera que, aunque entretenida en algunos momentos, carece de la profundidad y el ingenio que se esperaría de un filme que explora las precarias etapas de la adultez. Keira Knightley, que en ocasiones brilla con una autenticidad encantadora, interpreta a Megan, una joven atrapada en una espiral de inmadurez y autoengaño. Su personaje, dominado por una inseguridad latente y una resistencia a asumir responsabilidades, es entrañable pero, al mismo tiempo, frustrante. Knightley logra transmitir la vulnerabilidad de Megan, pero el guion a menudo reduce sus dilemas a escenarios cómicos poco inspirados.

La llegada de Annika (Chloë Grace Moretz), una adolescente con un espíritu rebelde y una actitud desafiante, aporta un punto de contraste interesante. Moretz ofrece una actuación capaz, dotando a su personaje de una vitalidad que contrasta con la melancólica inmovilidad de Megan. Sin embargo, la dinámica entre ambas jóvenes se siente, en ocasiones, forzada y poco orgánica. La premisa de la amistad inestable entre dos chicas en crisis parece prometedora, pero el guion no explora realmente la complejidad de sus relaciones ni la genuinidad de su conexión.

Mark Waters, conocido por su habilidad para mezclar comedia y drama, se siente un poco desorientado aquí. La película intenta equilibrar momentos de humor ligero con una reflexión sobre la presión social y las expectativas familiares, pero el resultado es una mezcla incoherente. El tono es, en general, demasiado superficial, y la dirección artística carece de una identidad visual definida. Las situaciones cómicas, a menudo basadas en el torpeza y la incompetencia de los personajes, logran resultar repetitivas y poco originales. No hay un esfuerzo real por subvertir los tropos de la comedia de enredo.

Si bien "Laggies" ofrece un agradable rato de entretenimiento ligero, su falta de sustancia y su visión poco ambiciosa la convierten en una experiencia cinematográfica olvidable. La película no invita a la reflexión profunda ni a un análisis complejo de sus personajes. Se queda en la superficie, ofreciendo una comedia superficial que no deja un impacto duradero en el espectador. Aunque Knightley y Moretz dan lo mejor de sí, el guion y la dirección no les permiten alcanzar su máximo potencial. Es una comedia que se disfruta con moderación, sin pretensiones y con la conciencia de que, en última instancia, se trata de una película que no busca trascender el género.

Nota: 5/10