L'allenatore nel pallone 2 (2008)

“L’allenatore nel pallone”, la última película de Luca Guadagnino, es un retorno a las raíces, tanto temáticas como estilísticamente, para un director que durante años se había alejado del melodrama deportivo. La película, ambientada en el apogeo y la decadencia del fútbol italiano, es una reflexión sobre el tiempo, la memoria, el poder y el fanatismo, envuelta en el melodrama de un viejo entrenador que regresa para salvar a un club en crisis. Guadagnino, conocido por su sensibilidad y su capacidad para evocar atmósferas, no decepciona.

La película se centra en Oronzo Canà (interpretado magistralmente por Toni Servillo), un hombre consumido por el fútbol y la ambición, que ha abandonado su vida después de una tragedia. Su regreso a un Milan decadente, donde el presidente, consumido por la demencia, busca su aprobación para devolver al club a sus glorias pasadas, es el detonante de una trama compleja y llena de giros inesperados. Servillo ofrece una actuación icónica, transmite con sutileza la melancolía, la frustración y el orgullo de un hombre que ha perdido todo, pero que aún siente la necesidad de dejar una huella en el mundo del fútbol. Su presencia en pantalla es magnética, incluso cuando se encuentra en un papel aparentemente secundario.

El guion, en parte, resulta a veces ambiguo y deliberadamente poco convencional. Guadagnino, como es habitual, evita las narrativas lineales y las explicaciones fáciles. Se permite que la trama se desarrolle a través de flashbacks, conversaciones fragmentadas y escenas cargadas de simbolismo. Aunque esta estrategia puede resultar desconcertante para algunos espectadores, contribuye a la atmósfera densa y perturbadora que impregna la película. La relación entre Canà y el nuevo propietario, un millonario ruso (interpretado con elegancia por Jean-Pierre Dalermas), es particularmente interesante, planteando interrogantes sobre la autenticidad del éxito y la manipulación del poder. La película no se limita a pintar un retrato romántico del fútbol; explora las consecuencias de la obsesión y la nostalgia.

Visualmente, la película es un festín para la vista. Guadagnino emplea una fotografía rica y saturada, que evoca tanto la belleza del norte de Italia como la decadencia del paisaje futbolístico. La música, cuidadosamente seleccionada, refuerza las emociones y el ambiente. Sin embargo, a veces la exuberancia visual podría considerarse excesiva, restando fuerza a algunos momentos dramáticos. No obstante, la dirección de arte, con sus detalles meticulosos y sus referencias a la época dorada del fútbol, es sobresaliente. La película sabe recrear con precisión el ambiente de un club de fútbol en declive, con sus gradas vacías, sus vestuarios deteriorados y sus jugadores desmotivados.

En definitiva, "L'allenatore nel pallone" es una película compleja, provocadora y llena de matices. No es un drama deportivo convencional, sino una reflexión sobre el paso del tiempo, la memoria y la búsqueda de la identidad. Aunque no resulta fácil de digerir, es una experiencia cinematográfica inolvidable. Guadagnino demuestra, una vez más, ser un director visionario con una voz propia y un estilo inconfundible.

Nota: 8/10