Lambada (1989)

“Lambada” no es un melodrama que busca emocionar por la tristeza o la tragedia; es, en su lugar, una frenética y a veces desconcertante comedia negra que nos lanza al corazón del mundo del espectáculo turco con una energía casi desenfrenada. Yaşar Alptekin, como Hakan, ofrece una actuación que equilibra la ambición desmedida con un toque de vulnerabilidad que, aunque sutil, es crucial para conectar con el espectador. No se trata de un héroe tradicional, sino de un hombre consumido por la necesidad de validación y la búsqueda implacable de la fama, un anhelo que lo lleva por caminos oscuros y, a menudo, absurdos. Su personaje es entrañable precisamente por su imperfección y por la manera en que sus deseos lo empujan a tomar decisiones cuestionables.

La dirección de Mustafa Nadim ve en este thriller de ritmo vertiginoso una oportunidad para mostrar la voracidad y el lado oscuro de la industria del entretenimiento. El film se mueve con rapidez, utilizando planos cortos y un montaje dinámico que imita la adrenalina de la búsqueda del éxito. Sin embargo, a veces este ritmo implacable puede resultar un poco abrumador y dificulta la inmersión en la historia. La banda sonora, aunque efectiva en ciertos momentos para intensificar la atmósfera, podría haberse utilizado con más sutileza, evitando que domine la experiencia visual. La puesta en escena, con sus vestuarios llamativos y sus escenarios lujosos, evoca un mundo de excesos y fantasía, contribuyendo a la atmósfera general de irrealidad.

El guion, adaptado de la novela homónima de Hassan Akkas, presenta una trama intrincada que juega con los clichés del género negro y del thriller. La historia, centrada en la búsqueda de un hombre que desapareció misteriosamente y la implicación de Hakan en un entramado de mentiras, engaños y asesinatos, plantea preguntas sobre la moralidad, la ambición y las consecuencias de la obsesión. Si bien la trama tiene momentos de brillantez y giros inesperados, también recurre a ciertos elementos predecibles y a un desarrollo de personajes algo superficial. La exploración de la corrupción y la manipulación en el ámbito artístico, sin embargo, ofrece una visión crítica del sector, exponiendo la falta de escrúpulos y el precio que se paga por alcanzar la cima.

La fotografía, con sus contrastes de luz y sombra, y el maquillaje particular de los actores, están perfectamente integrados en el universo visual de la película, creando una estética única y reconocible. La actuación de Merih Akalın, como la esposa de Hakan, aporta un contrapunto emotivo a la tensión narrativa, aunque su personaje, en general, es poco desarrollado. Sin embargo, el reparto secundario, encabezado por İhsan Yüce y Sedef Bediz, ofrece sólidas interpretaciones que enriquecen la trama. “Lambada” no es una obra maestra cinematográfica, pero sí un entretenimiento visceral y sorprendentemente entretenido, que ofrece una mirada satírica y provocadora al mundo del espectáculo. Es un filme que, sin duda, dejará al espectador reflexionando sobre la naturaleza de la fama y el precio que se paga por ella.

Nota: 7/10