Lancaster Skies (2019)

“Lancaster Skies” no es solo otra película de guerra, sino un descenso lento y doloroso a la psique de un hombre deshecho. La cinta, dirigida con una sensibilidad notable por Ben Gregory, se centra en Douglas, interpretado con una intensidad silenciosa por James Norton, un piloto del Blitz que lleva consigo una carga emocional demasiado pesada para su edad. La película se resiste a las típicas glorificaciones bélicas, optando por una representación cruda y realista del trauma, la soledad y la desesperación inherente a la guerra aérea.

Norton ofrece una actuación absolutamente magistral. No se trata de un héroe destemplado, sino de un hombre que ha visto demasiado, que ha perdido amigos y seres queridos en la guerra, y que lucha contra un pasado que lo persigue en cada vuelo. Su rostro, a menudo marcado por un vacío sombrío, transmite la profundidad del dolor y la dificultad para mantener la cordura. La película depende enormemente de su interpretación, y Norton la lleva con una convicción que te atrapa desde el primer minuto y te permanece en la memoria.

La dirección de Gregory evita los clichés visuales habituales de las películas bélicas. No hay explosiones grandilocuentes ni batallas aéreas espectaculares. En cambio, la cámara se mantiene a menudo distante, observando a Douglas en su soledad, mientras que los momentos de acción se representan con un realismo austero que enfatiza la fragilidad y el peligro de la misión. La fotografía, cálida y tenue, evoca la atmósfera opresiva de la noche de Berlín, intensificando la sensación de aislamiento y vulnerabilidad. La banda sonora, minimalista y evocadora, complementa a la perfección la atmósfera melancólica de la película.

El guion, adaptado de la novela homónima de Neil Wade, es, en general, sólido. Aunque algunas escenas, especialmente las que involucran flashbacks al pasado de Douglas, pueden sentirse un poco forzadas, la película logra mantener un ritmo lento pero constante, permitiendo que la tensión emocional se acumule gradualmente. La película se centra en el “cómo” de la guerra, más que en el “por qué”, explorando las consecuencias psicológicas del conflicto en un individuo susceptible. La narrativa se centra en la experiencia personal de Douglas y no intenta ofrecer una visión general de la batalla de Berlín, lo que resulta ser una decisión acertada, permitiendo una mayor conexión emocional con el protagonista.

Sin embargo, la lentitud deliberada del ritmo podría ser un factor limitante para algunos espectadores. Si buscas una película de guerra llena de acción frenética, "Lancaster Skies" no es para ti. Es una película que exige paciencia y una disposición a confrontar la oscuridad de la psique humana. Es una obra importante, un recordatorio conmovedor de las cicatrices invisibles que la guerra deja en aquellos que la viven.

Nota: 7/10