Las aventuras de los cinco (2012)

“Las aventuras de los cinco” es, en esencia, una nostalgia cuidadosamente confeccionada que busca revivir la magia que residía en la serie homónima de los años 70. La película no se atreve a romper con la fórmula original, sino que la abraza, ofreciendo una experiencia familiar disfrutable, aunque con un resultado que, para mi gusto, carece de la vitalidad y la audacia que caracterizaron el material fuente. La producción, visualmente correcta pero sin grandes pretensiones, apuesta por un estilo reminiscente de las películas de espías de los años 60, lo que, en principio, podría resultar atractivo, pero termina generando una atmósfera un tanto artificiosa.

El argumento, aunque simple, se centra en la formación de un grupo de amigos – Julian, George, Dick, Anne y el perro Timmy – durante unas vacaciones de verano. El descubrimiento de una nueva fuente de energía por parte del excéntrico Tío Quentin desencadena una peligrosa trama internacional, con varios grupos codiciosos intentando aprovecharse de este invento revolucionario. El ritmo de la película es deliberadamente pausado, buscando capturar la esencia de las aventuras juveniles, pero a veces se siente excesivamente lento y carente de tensión. La narrativa se arrastra en algunos momentos, diluyendo el impacto de los eventos. La dirección de David Lewis es competente, pero carece de una visión particular que pudiera elevar la película por encima de lo convencional.

Las actuaciones son, en general, sólidas. El joven elenco, liderado por el carismático Alex Brown, transmite una autenticidad que le permite al público conectar con los personajes. La química entre los miembros del grupo es palpable, lo que contribuye a que la dinámica entre ellos se sienta creíble. Sin embargo, algunos diálogos resultan forzados y poco naturales, lo que resta credibilidad a las interacciones. La caracterización de los personajes secundarios, por otro lado, es bastante superficial, limitándose a roles estereotipados que sirven para impulsar la trama. La interpretación de Oliver Milburn como el Tío Quentin, aunque efectiva, carece del toque de locura y excéntricidad que habría enriquecido al personaje.

El guion, en última instancia, es el punto más débil de la película. Se basa en la retransmisión de la serie original, adaptando elementos clave y creando situaciones conocidas para los fans. Si bien la fidelidad a la serie es un punto a favor para aquellos que conocen la original, también explica la falta de innovación y la sensación de reciclaje. El guion carece de profundidad, de ambigüedad moral y de una exploración más allá de las convenciones del género de aventuras juveniles. Se centra en la acción y la resolución de problemas, sin profundizar en las motivaciones de los personajes o en las implicaciones éticas de sus acciones. La trama, aunque entretenida, es predecible y carente de giros inesperados.

En definitiva, “Las aventuras de los cinco” es una película agradable para pasar el rato, especialmente para aquellos que crecieron con la serie original. Sin embargo, no ofrece nada de nuevo o especialmente memorable. Se limita a repetir fórmulas probadas, sin aportar ninguna innovación ni profundidad. Es un producto familiar funcional, pero sin pretensiones artísticas.

Nota: 6/10