Las brujas de Eastwick (1987)

“Las brujas de Eastwick” es una película que, a primera vista, podría parecer un mero ejercicio de nostalgia para los amantes de los 80, pero bajo la superficie de su estética llamativa y su banda sonora vibrante, se esconde una comedia de fantasía con un corazón sorprendentemente honesto. La película, dirigida con maestría por L.A. Sparks, no se toma a sí misma demasiado en serio, abrazando el género con una alegría contagiosa y un toque de ironía inteligente.

El núcleo de la película reside en las actuaciones de Susan Sarandon, Cher y Michelle Pfeiffer. Las tres actrices se complementan a la perfección, creando una dinámica de amistad femenina poderosa y genuina. Sarandon aporta la dulzura y la vulnerabilidad de Jane, una mujer que busca, a pesar de su cinismo, un poco de conexión emocional. Pfeiffer, como Sukie, ofrece un contrapunto sarcástico y rebeldemente divertido, mientras que Cher, como Alexandra, personifica el deseo de independencia y empoderamiento. La química entre ellas es palpable y constituye, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. La dirección de Sparks consigue capturar las nuances de sus personajes, mostrando cómo el deseo de ser queridas se transforma en un poder sobrenatural.

Nicholson, como siempre, es imprescindible. Daryl Van Horne no es un villano tradicional; es un hombre desesperado, un alma en pena que busca una conexión genuina en un mundo que lo ha rechazado. Su interpretación es deslumbrante, una mezcla perfecta de encanto, peligro y melancolía. Su diálogo es ingenioso y afilado, y su presencia en pantalla siempre genera una corriente de energía impredecible. La película no se limita a presentarlo como una amenaza, sino que explora su soledad y su anhelo de amor, lo que añade una capa de complejidad a su personaje.

El guion, escrito por Mitchell Shapiro, Paul Harper, y Jim Abrahams, aunque a veces recurre a clichés del género, logra mantener un ritmo ágil y lleno de momentos cómicos. La trama, centrada en la invención de los poderes sobrenaturales y la manipulación de los hombres, es ingeniosa y ofrece un trasfondo interesante. Se exploran temas como el empoderamiento femenino, la búsqueda de la identidad y la importancia de la conexión humana, aunque de forma sutil y sin ser demasiado didáctico. La película utiliza el elemento sobrenatural como un vehículo para explorar estas cuestiones de manera accesible y entretenida. Si bien las situaciones humorísticas a veces rozan lo exagerado, la película mantiene un equilibrio que permite disfrutar de la trama y de las interpretaciones.

En definitiva, "Las brujas de Eastwick" es una comedia fantástica que, más allá de su atractivo visual y su banda sonora, ofrece un mensaje positivo sobre la amistad femenina, la independencia y la búsqueda del amor. Es un clásico de los 80 que, a pesar de sus defectos, sigue siendo una experiencia cinematográfica agradable y entretenida. La película sabe cómo hacer reír y reflexionar al mismo tiempo.

Nota: 7/10