Las chicas de Manson (2019)

“Las Chicas de Manson” no es un thriller policial convencional; es un examen sombrío, lento y profundamente perturbador sobre el trauma, la manipulación y la difusa naturaleza del mal. La película de Alex Rosselló, lejos de glorificar o romantizar los horrores de la familia Manson, opta por un acercamiento casi documental, utilizando la perspectiva de una joven estudiante de cine encargada de que las tres condenadas – Sandra Dickinson, Courtney Love y Jackie Spears – reencuentren el lugar donde ocurrieron los asesinatos.

La dirección de Rosselló es notablemente sutil, pero increíblemente efectiva. Evita el sensacionalismo fácil y se centra en la atmósfera. La cámara es paciente, casi hipnótica, observando a las mujeres desde la distancia, creando una sensación constante de inquietud. El uso del color es deliberado: los tonos apagados y terrosos contrastan con los momentos de violencia, enfatizando la desolación y la pérdida. Este cuidado en la puesta en escena sirve para obligar al espectador a confrontar la realidad sin filtros, a no ofrecer explicaciones simplistas. No es que el director intente justificar las acciones de los mansonianos, sino que busca desgranar las capas de dolor y confusión que aún los persiguen décadas después.

Las actuaciones son sobresalientes. La joven actriz que interpreta a la estudiante de cine, Esme Pierce, se muestra particularmente convincente como un personaje que busca entender, no juzgar. Su vulnerabilidad y su deseo de comprender la complejidad de las mujeres frente a ella es palpable. Pero, sin duda, el núcleo de la película reside en las interpretaciones de las tres condenadas. Frances Fisher, como Sandra Dickinson, ofrece una actuación magistral, transmitiendo con precisión la amargura, el miedo y el profundo sentimiento de haber sido utilizada por un hombre peligroso. Courtney Eaton, interpretando a Courtney Love, aporta una fragilidad y una desesperación inquietantes, mostrando la lucha interna de una joven que nunca ha logrado superar su pasado. Jackie Spears, interpretada por Jena Malone, irradia una extraña mezcla de inocencia y perturbación, capturando la esencia de una joven atrapada en un ciclo de abuso y dependencia.

El guion, por su parte, es quizás el aspecto más fuerte de la película. Evita caer en clichés y se centra en explorar las relaciones entre las tres mujeres, la dinámica de poder con Charles Manson, y las consecuencias psicológicas de la violencia. La película no ofrece respuestas fáciles; simplemente presenta una serie de fragmentos de conversación, recuerdos y visiones que sugieren la historia y el impacto de los eventos. Este enfoque fragmentado refuerza la sensación de desorientación y la naturaleza intrincada del horror. A pesar de su ritmo pausado, “Las Chicas de Manson” es una experiencia cinematográfica que dejará una huella duradera, cuestionando la moralidad, la justicia y la naturaleza del daño psicológico.

Nota:** 8/10