Las crónicas de Riddick (2004)

“Las Crónicas de Riddick” (2012) es un espectáculo visceral, un videojuego convertido en película y, a pesar de sus evidentes influencias, un título que, contra todo pronóstico, se ha consolidado como una joya oculta dentro del universo de la franquicia de ‘El Guerrero’ (Pitch Black). La película, dirigida por Mark Neveld impossible y Bradley Pevett, lejos de buscar un melodrama con diálogos profundos, se entrega a un ritmo frenético, una acción constante y un estilo visual impactante que es su mayor atractivo. El resultado, aunque no perfecto, es un despliegue de violencia estilizada, inventiva y, en ocasiones, brutalmente divertida.

La película abandona por completo la atmósfera de terror psicológico que caracterizó las primeras entregas, optando por una comedia negra, casi paródica, que se nutre de la cultura popular, especialmente del cine de acción de los 80. Riddick, interpretado con una naturalidad inquietante por Jared Leto, es un personaje que ha evolucionado considerablemente, pasando de ser un superviviente taciturno a una especie de “bárbaro” con una conexión ancestral con el planeta. La elección de Leto es acertada, su presencia imponente y su mirada glacial, pese a que la caracterización no llegue a ser profunda, aportan una presencia física convincente. Aunque la actuación de Leto se limita a expresar la fuerza bruta y la supervivencia, es la clave para revitalizar la figura de Riddick en esta nueva entrega.

La dirección de Neveld y Pevett es lo que realmente salva a la película. El estilo de cámara rápido, los efectos visuales exagerados y las secuencias de acción coreografiadas a la perfección, recuerdan a las películas de acción arcade. La película se siente como un juego interactivo en el que el espectador es un participante activo. La batalla final, ambientada en un complejo de excavación subterráneo, es un torbellino de explosiones, disparos y combates cuerpo a cuerpo, y es, sin duda, el momento más memorable de la cinta. Sin embargo, la velocidad y el exceso de acción pueden resultar abrumadoras para algunos espectadores. Es un exceso que, a veces, resta credibilidad a la narrativa.

El guion, co-escrito por los directores, es sencillo pero efectivo. Se centra en la supervivencia de Riddick y en su lucha contra las fuerzas de Lord Marshal. No se espera un desarrollo complejo de los personajes o una exploración profunda de temas morales. La trama es esencialmente un vehículo para las escenas de acción, pero funciona bien en este contexto. La inclusión de elementos de ciencia ficción, como la tecnología de comunicación de la colonia, es un recurso que añade un toque de credibilidad, aunque su uso no es intrínsecamente innovador.

La ambientación en el planeta Helion es igualmente memorable. El diseño visual del planeta, con sus paisajes desérticos y sus estructuras de excavación, crea un ambiente hostil y amenazante. La representación de los Necróferos, como guerreros implacables y grotescos, es particularmente impactante. Sin embargo, la construcción del universo de ‘Las Crónicas de Riddick’ queda lejos de la cohesión que se observa en las películas originales.

Nota: 7/10