Las jaurías (2023)

“Las jaurías” no es un thriller convencional; es una inmersión profunda y visceral en la miseria y la desesperación que acechan bajo la superficie de la sociedad marroquí. La película de Michel Bouchit, lejos de recurrir a clichés del género, construye una atmósfera opresiva y claustrofóbica que te envuelve desde el primer minuto. La historia de Hassan, un hombre atrapado en una red criminal por la muerte de un perro de su jefe, no se centra tanto en la acción explosiva, sino en el peso de la moralidad corrompida y el impacto devastador de la violencia en la infancia.

La dirección de Bouchit es meticulosa y consigue capturar la desolación del entorno, utilizando la luz y la sombra para crear un juego constante entre la esperanza y el desamparo. La película se apoya en gran medida en la fotografía, que transmite un realismo crudo y sin filtros, mostrando las calles de Casablanca en un estado de abandono y la pobreza palpable de sus habitantes. No se exime a la película de un uso eficaz del sonido; el ruido constante de la ciudad, los animales callejeros y la música tribal se mezclan para crear una experiencia auditiva que intensifica la sensación de incomodidad y amenaza.

Las actuaciones son excepcionales. Karim El Kaddouri, como Hassan, ofrece una interpretación convincente de un hombre que lucha contra su propia conciencia y la fuerza de las circunstancias. Su mirada, llena de culpa y resignación, es el corazón de la película. Issam, interpretado por un joven talento, Abdellatif Bied, transmite la inocencia perdida y el temor de un niño que se ve arrastrado a un mundo de violencia y corrupción. Su relación paternal y filial se desarrolla con una naturalidad y profundidad que elevan el impacto emocional de la trama. El resto del reparto contribuye con interpretaciones sólidas, aportando verosimilitud a los personajes secundarios y enriqueciendo el entramado de la historia.

El guion, adaptado del relato de Mohamed Atiq, es inteligente y complejo. La película no da respuestas fáciles; se limita a explorar las consecuencias de la violencia y la corrupción. La trama se desenvuelve de manera gradual, construyendo la tensión a medida que Hassan y Issam se adentran en una espiral de actos desesperados. Lo que comienza como una simple misión se transforma en un conflicto moral que pone a prueba los límites de la supervivencia. La película deja al espectador con una profunda sensación de inquietud, obligándolo a cuestionar la naturaleza humana y la fragilidad de la moralidad.

“Las jaurías” es una película difícil, no para todos los gustos. Su ritmo pausado y su enfoque en la atmósfera y el desarrollo de los personajes pueden resultar lentos para quienes buscan acción desenfrenada. Sin embargo, para aquellos que aprecien el cine que desafía, que incomoda y que invita a la reflexión, es una experiencia cinematográfica memorable. Es un relato contundente sobre el precio de la supervivencia, el poder corruptor de la ambición y la pérdida irreparable de la inocencia.

Nota: 8/10