“Las sesiones” es una película que se instala bajo la piel y no la abandona fácilmente. Dirigida por Michael Mohan, la cinta se sumerge en la psique atormentada de Mark O’Brien, un poeta con una condición física peculiar: un pulmón artificial que lo condena a una existencia marcada por la fragilidad y la dependencia. Lo que parece ser una historia de iniciación sexual, rápidamente se revela como una exploración inquietante y profundamente personal sobre la identidad, la soledad y la búsqueda de una conexión humana genuina, aunque este camino esté plagado de obstáculos y dudas.
El guion, que ha sido adaptado a partir de un artículo de Mark O’Brien, logra un equilibrio delicado entre lo íntimo y lo surrealista. No se trata de una narración lineal, sino de una serie de encuentros y conversaciones que, a través de la lente de la terapia y la espiritualidad, revelan la complejidad del protagonista. La película no ofrece respuestas fáciles; en su lugar, se aferra a la ambigüedad, dejando al espectador con la sensación de que la verdadera transformación de Mark reside en su propia percepción y en su capacidad para aceptar su realidad. La escritura es lúcida y a veces brutalmente honesta, especialmente en la representación del dolor físico y emocional de Mark. Mohan no rehúye la oscuridad, sino que la utiliza para profundizar en la vulnerabilidad del personaje.
La dirección de Mohan es precisa y atmosférica. La fotografía, en su mayoría en tonos apagados y con una paleta de colores sósticabes, contribuye a crear una atmósfera opresiva que refleja el estado mental de Mark. Los espacios, como la clínica de terapia o la iglesia, se convierten en escenarios de su tormento interno. El uso de la cámara a menudo se centra en los detalles, en las expresiones faciales y en los gestos sutiles, lo que permite al espectador conectar con la angustia de Mark de una manera visceral. La banda sonora, minimalista y evocadora, realza aún más el tono inquietante de la película.
La actuación de Josephina Bauzá como la terapeuta, Emily, es sobresaliente. Transmite una mezcla de profesionalidad y compasión, sin caer en la condescendencia. Bauzá logra capturar la dificultad de Emily para conectar con Mark, a pesar de sus intentos de ayudarle. Sin embargo, es la actuación de Daniel Gereaux como Mark O’Brien la que realmente destaca. Gereaux ofrece una interpretación introspectiva y conmovedora, transmitiendo la fragilidad, el miedo y la esperanza del protagonista. Su mirada, a menudo cargada de incertidumbre, es el eje central de la película. Es una actuación sutil y poderosa que le otorga credibilidad y humanidad al personaje.
A pesar de la delicadeza del tema, la película no se convierte en un melodrama. En cambio, se erige como una meditación sobre la naturaleza de la conexión humana y la dificultad de encontrar un sentido en la vida. Es una película que exige atención y reflexión, y que, a su vez, recompensa al espectador con una experiencia cinematográfica profundamente memorable. Es una película que da mucho que pensar, y que, sin duda, generará debate.
Nota: 7/10