Lassie Vuelve a Casa (2020)

“Lassie Vuelve a Casa” no es una revolución cinematográfica, ni siquiera un respiro refrescante en el género de aventuras familiares. Sin embargo, es una película que, a pesar de sus limitaciones, logra conectar emocionalmente, gracias a una historia simple pero universal y a la innegable presencia de Lassie. La cinta, dirigida por Robert F. von Sperling, se centra en la conmovedora despedida de Flo (interpretada con una ternura palpable por Lena Klenke) de su inseparable perro, Lassie (interpretado por el majestuoso can, como siempre). La situación, un padre desempleado que obliga a una reubicación familiar, se presenta como el catalizador de un drama infantil que, paradójicamente, funciona más como un relato de transición que como una tragedia.

La dirección de von Sperling se mantiene discreta y centrada en la domesticidad. No busca efectos especiales grandilocuentes ni trampas visuales. En cambio, se fija en los pequeños detalles: la mirada de Flo cuando se despide de Lassie, el lenguaje corporal del perro, las conversaciones familiares, la atmósfera melancólica del pueblo alemán. El director consigue transmitir la sensación de pérdida y el miedo a lo desconocido, sin recurrir a melodramatismos. La fotografía es cuidada, destacando la belleza del paisaje alemán y la calidez de los interiores. Sin embargo, a veces esta sobriedad puede resultar un poco fría y carente de dinamismo.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Lena Klenke ofrece una interpretación natural y emotiva como Flo, transmitiendo a la perfección la angustia y la tristeza de un niño que se enfrenta a la pérdida. El personaje de Andreas, interpretado por Burghart Kluffner, se presenta como un padre preocupado y a veces torpe, aunque su evolución a lo largo de la película es sutil. La química entre el niño y el perro es, como siempre, el corazón de la película, y la relación entre ellos se siente auténtica y conmovedora. Lassie, por supuesto, es un personaje aparte. Su presencia es fundamental, no solo por su innegable atractivo, sino también por la manera en que comunica emociones y sentimientos sin necesidad de palabras.

El guion, aunque sencillo, presenta algunos puntos débiles. La trama se desarrolla de forma predecible y, en ocasiones, se siente forzada. Las situaciones que impulsan la acción son a menudo artificiales y no siempre se integran de forma orgánica en la narrativa. La resolución, aunque reconfortante, llega un poco precipitada y no profundiza en las implicaciones emocionales de la situación. Sin embargo, la película logra compensar estas deficiencias con su enfoque en la relación entre Flo y Lassie, que es la verdadera fuerza de la historia. Se centra en el vínculo incondicional entre un niño y su perro, una conexión que trasciende las palabras y que resuena en el espectador. Es un recordatorio de la importancia de la lealtad, la amistad y el amor incondicional.

Nota: 6.5/10