Last Flight (2014)

“Last Flight” es una propuesta intrigante, pero que finalmente se queda corta en su intento de entretener y generar un verdadero terror psicológico. La película, que explora la claustrofobia y la desconfianza en un entorno confinado como un avión, se apoya inicialmente en una premisa potente: un vuelo nocturno en un viejo Boeing 747 en medio del Pacífico, perturbado por sucesos inexplicables que llevan a la tripulación a cuestionar su propia cordura. El director parece consciente de los clichés del género, y se esfuerza por subvertirlos con un ritmo lento y una atmósfera de creciente paranoia, lo que, en principio, promete un thriller intenso.

Sin embargo, el guion, aunque tiene momentos de ingenio y sugerencia, se complica demasiado en su desarrollo. Los sucesos extraños, aunque inicialmente inquietantes, terminan volviéndose repetitivos y, en ocasiones, inverosímiles. La película introduce demasiados elementos, personajes secundarios con motivaciones poco claras y subtramas que no se desarrollan completamente, lo que diluye la tensión y desorienta al espectador. El intento de justificación final resulta, en mi opinión, demasiado rebuscado y carente de coherencia lógica, disminuyendo el impacto emocional de la trama. El miedo que se espera se siente más como una frustración por las oportunidades perdidas.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Yi Na, en el papel de la jefa de cabina, logra transmitir un sentido de profesionalismo y creciente preocupación, y su personaje evoluciona de manera convincente. El veterano piloto, interpretado por un Leonard Nimoy (en una de sus últimas y efímeras apariciones cinematográficas), aporta un matiz de sabiduría y cansancio que se integra bien en el relato. Sin embargo, el resto del reparto, aunque competente, no logra destacar y sus personajes se perciben como meras figuras dentro de la estructura general de la historia.

Visualmente, “Last Flight” es un éxito. La fotografía nocturna, con sus tonos oscuros y la luz tenue de la cabina, crea una atmósfera opresiva y claustrofóbica que contribuye significativamente al ambiente de terror psicológico. La dirección artística se preocupa por los detalles, como la iluminación y la caracterización del avión, logrando transmitir la sensación de un espacio cada vez más amenazante. La banda sonora, sutil pero efectiva, juega un papel importante en el aumento de la tensión. No obstante, la calidad técnica no compensa la debilidad en la narrativa.

En definitiva, “Last Flight” es un ejercicio interesante de suspense, pero que no llega a cumplir su potencial. A pesar de la buena fotografía y las actuaciones sólidas, la trama se complica demasiado, el ritmo es irregular y la resolución no es satisfactoria. Se podría haber convertido en un thriller psicológico memorable, pero finalmente se queda como una experiencia visualmente atractiva, pero intelectualmente desapasionante. Nota: 6/10