Latin Boys Go to Hell (1997)

“Latin Boys Go to Hell” es una película que, en su búsqueda por ser provocadora y subvertir los tropos del melodrama gay, termina encontrándose a menudo desarmada por su propia ambición. Dirigida por Justin Ossa, la película narra la historia de Justin, un joven enamorado de su primo Ángel, un hombre que, irónicamente, parece no corresponder sus sentimientos. La trama, aunque sencilla, se centra en la angustia romántica y la autoexploración, un tema recurrente en el cine queer, pero aquí, la ejecución no siempre cumple con las expectativas.

La dirección de Ossa se caracteriza por una estética visual que, en ocasiones, se muestra atractiva. La película utiliza la paleta de colores y la iluminación para enfatizar la atmósfera melancólica y la tensión emocional. Sin embargo, en ciertos momentos, la fotografía parece un tanto artificiosa, con efectos visuales que se perciben como forzados y que distraen del desarrollo de la historia. La banda sonora, predominantemente reggaetón y música latina contemporánea, aunque apropiada para el contexto cultural, a veces siente como un relleno que busca empañar el ritmo de la narración.

Las actuaciones son una mezcla de puntos fuertes y débiles. Irwin Ossa, como Justin, transmite con convicción la confusión y el anhelo de su personaje. Su vulnerabilidad es palpable y logra generar cierta empatía en el espectador. Alexis Artiles, interpretando a Braulio, ofrece una actuación más sutil, pero también más contradictoria. Su personaje es presentado como un hombre desinteresado que no le importa Justin, pero su mirada y sus gestos sugieren una complejidad emocional que no se explora en profundidad. Mike Ruiz, como Carlos, no logra transmitir la frialdad o indiferencia que se espera de él, lo que resta credibilidad a su relación con Braulio. La química entre los actores principales es, en general, discreta y no logra generar la intensidad necesaria para que el espectador se involucre plenamente en la historia.

El guion es el punto más débil de la película. La trama se desarrolla de manera predecible, con diálogos a menudo expositivos y personajes que carecen de profundidad. La película se basa en clichés del melodrama gay, como el triángulo amoroso, la vergüenza y la búsqueda de la identidad, pero no aporta nada particularmente original ni significativo a estos temas. La exploración de la homosexualidad no es natural, sino que se presenta de forma casi didáctica y en ocasiones, con un tono moralizante, lo que resta autenticidad a la historia. El final, tentativo y ambiguo, no resuelve los conflictos planteados y deja al espectador con una sensación de insatisfacción. Se podría haber apuntado a una reflexión más compleja sobre el amor, la aceptación y las expectativas sociales, pero la película se limita a ofrecer una visión superficial de estos temas.

En definitiva, “Latin Boys Go to Hell” es una película con potencial, pero que se ve empañada por una dirección descuidada, un guion predecible y actuaciones inconsistentes. Aunque intenta ser provocadora, termina siendo una experiencia decepcionante para el espectador que busca una historia queer más elaborada y reflexiva.

Nota: 5/10