Le dernier souffle (1999)

“Le Dernier Souffle” (El Último Aliento), la última película de Denis Villeneuve (en su primer proyecto fuera de Canadá), es un thriller psicológico que, aunque no llega a la grandilocuencia de “Sicario” o “Arrival”, se erige como una obra notable, impregnada de la atmósfera opresiva característica del director. La película no solo ofrece un suspense implacable, sino que también se adentra en las profundidades de las relaciones familiares y la corrupción en el corazón del rural Arkansas. El director, con un control absoluto de la narrativa, construye una tensión constante a través de una cinematografía sombría y deliberadamente lenta, que te obliga a prestar atención a cada detalle y a cada mirada.

Luc Picard, como siempre, entrega una actuación monumental. Su interpretación del oficial de policía atormentado, consumido por la búsqueda de su hermano asesinado, es profundamente conmovedora. Picard no se limita a encarnar la frialdad y la profesionalidad de un policía; nos muestra el dolor lacerante, la rabia contenida y la desilusión de un hombre que ha perdido todo. El resto del elenco secundario, especialmente Julien Poulin como el detective asistente, también ofrece un trabajo sólido, aunque su personaje, aunque necesario para el desarrollo de la trama, carece, en cierto modo, de la complejidad de la figura de Picard. Serge Houde, en un papel más breve, aporta una faceta moralmente ambigua y perturbadora.

El guion, escrito por Villeneuve y la compañía Pressure, es la pieza central de la película. No es una historia de venganza simple y directa, sino un estudio de personajes complejo y ambiguo. La narrativa se desarrolla de manera gradual, revelando secretos a medida que avanza la investigación. La película se centra en las consecuencias de las decisiones pasadas y en cómo estas pueden perseguir a un individuo hasta el fin de sus días. El suspense no proviene solo de la amenaza física, sino también del desconfianza y la paranoia que invade la vida de Picard y de aquellos a su alrededor. El ritmo deliberado puede frustrar a algunos espectadores acostumbrados a las narrativas más convencionales, pero en este caso, es esencial para crear la atmósfera de claustrofobia y desesperación que define la película.

“Le Dernier Souffle” es una película que exige atención y reflexión. No es un entretenimiento fácil, sino una experiencia cinematográfica densa y perturbadora. Villeneuve demuestra una vez más su maestría en el manejo del suspense, la atmósfera y la construcción de personajes. La fotografía de cinematografía es simplemente asombrosa, creando un paisaje visual que es tanto hermoso como amenazante. Si buscas una película que te haga pensar y que te deje con una sensación de inquietud, esta es una excelente opción. La película logra, con un lenguaje visual cuidado y una historia introspectiva, una exploración del trauma y la redención, siempre con la mirada crítica de un cineasta canadiense que ha logrado un lugar propio en el panorama cinematográfico internacional.

Nota: 8/10