Le Petit Spirou (2017)

“Le Petit Spirou” es una comedia familiar que, a primera vista, podría parecer una simple adaptación del cómic, pero resulta ser mucho más que eso. La película de Olivier Baruchel, con la participación de actores consagrados como Pierre Richard y François Damiens, se erige como un homenaje al universo de Spirou y Tintín, y a la vez, como una reflexión agridulce sobre el paso del tiempo y la necesidad de vivir el presente. No es una obra maestra cinematográfica, ciertamente, pero sí posee un encanto particular, una frescura y un sentido del humor que la hacen entrañable y satisfactoria.

La trama, si bien sencilla, es el motor de la historia. Petit Spirou, interpretado con una naturalidad admirable por Sacha Pinault, se encuentra atrapado entre el destino familiar -la prestigiosa escuela de officiantes, sin duda, un destino ya sellado- y su anhelo de confesar su amor platónico por Suzette. La película se centra en su desesperada (y divertida) lucha por escapar de este destino, una búsqueda de autenticidad y libertad que la convierte en el corazón de la película. La dirección de Baruchel es deliberadamente ligera, sin pretensiones, y eso le sirve de bien a la película. No intenta ser sofisticada, y por ello, permite que la comedia florezca con una libertad sorprendente.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Pierre Richard, en un papel que le sienta a la perfección, ofrece una interpretación magistral de un hombre cansado, un adulto que ha perdido la ilusión y que encuentra una nueva chispa gracias a la inocencia y la energía de Petit Spirou. François Damiens, como el padre de Petit Spirou, aporta un toque de melancolía y nostalgia, representando el peso de la experiencia y el deseo de ver a su hijo feliz. Natacha Régnier, como Suzette, irradia una vitalidad y una alegría que complementan a la perfección a la energía de Petit Spirou. Pinault, por su parte, transmite la inexperiencia y la desesperación de un joven que lucha por encontrar su lugar en el mundo.

El guion, aunque no especialmente original, está bien construido y mantiene el interés del espectador gracias a su ritmo ágil y sus diálogos ingeniosos. La película se beneficia de un humor accesible, basado en situaciones cotidianas y personajes entrañables. Es un humor que apela a la nostalgia, al recuerdo de la infancia, y a la necesidad de romper con las expectativas familiares. Además, la película logra plasmar la importancia de la amistad, la valentía y la búsqueda personal. No obstante, a veces el guion se torna un poco meloso y recurre a clichés propios del género.

En definitiva, “Le Petit Spirou” es una comedia familiar que sabe cómo divertir y, a su vez, tocar el corazón. Es una película que te transporta a la infancia y te recuerda la importancia de vivir el momento y seguir tus sueños, sin importar las circunstancias. No es una obra maestra, pero sí un entretenimiento agradable y bien hecho.

Nota: 7/10