League of Gods (2016)

“League of Gods” no es una película que deje una huella duradera, sino más bien una experiencia cinematográfica peculiar que, pese a sus ambiciones y la base histórica que pretende explorar, termina rozando lo pretencioso. La película, adaptada de una novela del siglo XVI, intenta reinterpretar la historia del rey Zhou de Shang, un monarca que sucumbe a la manipulación de Daji, un espíritu vengativo disfrazado de concubina, y la forma en que esta intriga, tejida con ambiciones y traiciones, desmorona su reino. Sin embargo, la ejecución carece de la solidez y la profundidad necesarias para convertir este relato en algo realmente memorable.

La dirección de Justin Wang es, en general, correcta pero excesivamente recargada. El uso del CGI, si bien avanzado técnicamente, a menudo resta naturalidad a las escenas de acción y de la mitología. Intentar recrear un imperio chino del siglo XVI requiere un gran esfuerzo visual, y Wang opta por un estilo que recuerda más a una serie de televisión de fantasía moderna que a una adaptación de un periodo histórico específico. Las escenas de batalla, en particular, se sienten artificiales y carentes de la tensión que se espera de un conflicto épico. Hay momentos de belleza visual en la recreación de la arquitectura y los vestuarios, pero estos elementos estéticos, en última instancia, no compensan la falta de pulido en la narrativa.

El reparto ofrece interpretaciones desiguales. Li Chen, como el rey Zhou, transmite la creciente desesperación y la pérdida de control con una convicción sombría, pero su personaje se ve demasiado debilitado por el guion, que le impide desarrollar una personalidad más compleja. La actuación de Lin Chi-Ling como Daji es, sin duda, la más interesante. Su personaje es un estudio en ambición, seducción y manipulación, y Lin Chi-Ling la representa con una intensidad que cautiva y, a veces, repele. Sin embargo, la ambigüedad de su personaje, aunque interesante, no se explora lo suficiente, dejando que su motivación quede en el terreno de la mera conveniencia.

El guion es, en mi opinión, el punto débil fundamental de la película. La trama avanza con un ritmo pausado, casi deliberadamente lento, que puede resultar tedioso para el espectador. Además, el guion se pierde en detalles excesivos y en exposiciones que podrían haberse manejado de forma más sutil. La relación entre Zhou y Daji, el eje central de la historia, se desarrolla de manera poco convincente, y la película no logra transmitir con suficiente fuerza la dinámica de poder y la traición que caracterizan a esta relación. El desarrollo de otros personajes secundarios es igualmente superficial, reduciéndolos a meros reflejos de la lucha entre el rey y el espíritu.

“League of Gods” tiene una idea prometedora, basada en un material fuente rico y fascinante, pero falla en la ejecución. La falta de ritmo, la dirección recargada y un guion que no profundiza lo suficiente en los personajes, contribuyen a crear una experiencia cinematográfica que, aunque visualmente sólida en algunos aspectos, resulta decepcionante. Se trata de una película que, en lugar de inspirar reverencia por la historia, genera una sensación de desgaste y insatisfacción.

Nota:** 5/10