“Leatherface” es una película que, a pesar de sus ambiciones, no alcanza la gloria que quizás buscaba. Esta precuela de la icónica saga “La matanza de Texas” se adentra en la oscura adolescencia de su principal antagonista, ofreciendo una perspectiva fascinante, aunque a veces frustrante, de cómo se forja un monstruo. La película se centra en el joven Victor Goreng, un adolescente gravemente mentalmente afectado que huye de un hospital psiquiátrico con un grupo de compañeros, incluyendo a un hombre con un pasado turbulento y un individuo con un conflicto interior palpable. El viaje de escape, y lo que le sigue, se convierte en un recorrido visceral y aterrador por los límites de la mente humana y la brutalidad de la existencia.
La dirección de Timo Mertens es, en su mayoría, sólida y efectiva. El film se basa en un realismo brutal y en la tensión psicológica, evitando caer en sustos fáciles y priorizando la creación de un ambiente opresivo y claustrofóbico. La fotografía es notable, utilizando la luz y la sombra para enfatizar la fragilidad del protagonista y la oscuridad que lo consume. Hay momentos excepcionales donde la película se centra en el entorno, en los paisajes desolados y la sensación de aislamiento, logrando crear una atmósfera perturbadora que acompaña al espectador durante toda la película. Sin embargo, a veces la dirección peca de excesiva lentitud, y el ritmo se ve afectado, perdiendo parte de la tensión inicial.
Las actuaciones son, en general, convincentes. SJ Anning como Victor Goreng ofrece una interpretación perturbadora y cautivadora. Logra transmitir la confusión, la ira y el desamparo del personaje, sin simplificarlo en una caricatura. La interpretación de Anning es sutil y matizada, transmitiendo la fragilidad emocional del joven, y su evolución a lo largo de la película es palpable. El resto del elenco secundario cumple su cometido, aunque algunas actuaciones son algo más convencionales. La química entre los personajes es un elemento clave para el desarrollo de la trama, y la película lo aprovecha de forma efectiva.
El guion, bajo la pluma de Ben Ketai, es un punto débil de la película. Si bien la premisa es interesante, la ejecución carece de profundidad y la trama se siente a veces predecible. Los diálogos son frecuentes, pero a menudo carecen de impacto y la película se basa demasiado en la inmersión visual para transmitir información. La motivación de algunos personajes se siente poco explorada y, en algunos momentos, la película se pierde en detalles innecesarios. Sin embargo, la película consigue abordar temas como el trauma, la violencia y la falta de humanidad de forma cruda y directa, lo que le otorga un valor inquietante.
A pesar de sus fallos, "Leatherface" es una película que merece la pena ver para aquellos interesados en la saga "La matanza de Texas" y en explorar la psicología de uno de sus personajes más emblemáticos. Es una película perturbadora y a menudo inquietante, que obliga al espectador a confrontar la oscuridad que reside en el interior de cada ser humano. No es una obra maestra, pero sí una experiencia cinematográfica inquietante y memorable.
Nota: 6/10