Leones por corderos (2007)

“Leones por Corderos” (Sicario, para los que estén familiarizados con el título original) no es una película para ver antes de acostarse, ni mucho menos para disfrutar de un fin de semana relajado. Es una experiencia visceral, un golpe al estómago que te obliga a confrontar la brutalidad inherente a la guerra moderna y la pérdida de inocencia que ésta conlleva. Denis Villeneuve, a través de una dirección magistral, logra plasmar un ambiente de opresión constante, de tensión latente que se siente como un peso sobre el espectador desde el primer momento.

La película se construye a partir de cuatro hilos narrativos aparentemente inconexos, pero que convergen en un drama general de desilusión y desesperación. Tom Cruise, a menudo relegado a papeles explosivos y heroicos, entrega aquí un retrato contundente de un senador consumido por la política y la necesidad de justificar acciones que entiende moralmente cuestionables. Su antagonismo con Emily Blunt, una periodista implacable que exige respuestas, crea una dinámica tensa y convincente, donde la manipulación y la ambigüedad moral son las reglas del juego. La actuación de Streep, por otro lado, es sutil pero poderosa, representando la valentía y la resistencia de una mujer que no se deja intimidar por el poder. La historia del profesor y su estudiante, interpretados con matices por Richard Jenkins y Benicio del Toro, es un ejemplo de la complejidad de las motivaciones humanas en tiempos de guerra, explorando la responsabilidad del conocimiento y el impacto de las decisiones individuales.

Sin embargo, el corazón de la película reside en Afganistán, donde los hermanos Luke y Pena (spelunking interpretados por Joel Edgerton y Diego Luna) luchan por sobrevivir en un paisaje implacable y hostil. Su historia, la que te atrapa y te obliga a sentir la desesperación y el terror, es la que otorga mayor profundidad a la narrativa. La película no glorifica la guerra; la muestra en su crudeza más pura, con sus bajas, sus traumas y su deshumanización. Las escenas en las montañas son absolutamente impresionantes, tanto visualmente como emocionalmente. La banda sonora, de Hans Zimmer y Jochim Svendsen, refuerza esa atmósfera de angustia y soledad. Villeneuve no teme mostrar el dolor físico y psicológico, el impacto devastador que la guerra tiene en la juventud.

El guion, coescrito por Villeneuve y Marcus Gartner, es preciso y conciso. Evita la espectacularización innecesaria, centrándose en los detalles que comunican la desesperación y la incertidumbre. La película es un estudio sobre la moralidad en situaciones extremas, sobre la pérdida de la esperanza y sobre la búsqueda de un sentido en un mundo al borde del caos. “Leones por Corderos” no ofrece respuestas fáciles, solo preguntas dolorosas y reflexiones inquietantes. Es una película que te acompañará mucho después de que la pantalla se apague, generando un debate profundo sobre la naturaleza de la guerra y el precio que se paga por ella.

Nota: 8.5/10