Les Milles (1995)

“Les Milles” no es un melodrama fácil ni una propaganda bélica convencional. Es una película sobre la complejidad del hombre, la ambigüedad moral y el coste humano de la supervivencia en un contexto de guerra. Dirigida con maestría por Jean-Pierre Jeunet, la película se adentra en la Francia ocupada, no para glorificar el heroísmo, sino para desentrañar la grieta que separa la ideología de la realidad. La historia de Charles Perrochon, interpretado con una sutileza impresionante por Jean-Pierre Marielle, no es la de un héroe absoluto, sino la de un hombre confrontado con una decisión desgarradora, obligado a cuestionar sus convicciones y a asumir las consecuencias de sus actos.

La película se centra en la organización de una operación clandestina para trasladar a cerca de 800 prisioneros, principalmente alemanes y austriacos, a Casablanca, bajo la protección de los Estados Unidos. El guion, meticulosamente construido por Jeunet y Marc Caro, no se centra en secuencias de acción grandiosas. La tensión se genera en los detalles, en la atmósfera opresiva del campo de concentración, en las conversaciones tensas y en la incertidumbre constante. Se presta especial atención a la red de colaboradores, informantes y agentes secretos que hacen posible la operación, mostrando las diversas motivaciones que impulsan a estos personajes, desde la supervivencia personal hasta el deseo de contribuir, o al menos de no perjudicarse, en la situación. La película no juzga moralmente a nadie, presentando cada personaje con sus propios defectos y virtudes, lo que permite al espectador formar su propia opinión sobre la justificación de las acciones de cada uno.

Las actuaciones son sobresalientes. Jean-Pierre Marielle aporta una profundidad emocional al personaje de Perrochon, transmitiendo la angustia, el remordimiento y la determinación que lo impulsan. Kristin Scott Thomas ofrece una interpretación igualmente convincente como la ingeniosa y pragmática Rose Valland, una agente secreta estadounidense que juega un papel fundamental en la operación. El dúo, con una química palpable, aporta a la película una dimensión humana y compleja, obligando al espectador a empatizar con sus personajes.

Visualmente, “Les Milles” es un festín para la vista. La fotografía de Alain Dufour crea una atmósfera sombría y claustrofóbica, que refleja la desesperación y la precariedad de la situación. Los exteriores, especialmente los paisajes marroquíes, contrastan con la dureza del campo de concentración, ofreciendo un respiro visual y simbólico. La dirección artística y la banda sonora contribuyen a crear una experiencia cinematográfica inmersiva y conmovedora. Sin embargo, a veces la estética particular de Jeunet puede ser un poco recargada, dificultando la apreciación de la crudeza de la realidad que intenta retratar.

En definitiva, “Les Milles” es una película valiente y reflexiva que no rehúye la oscuridad de la historia. Es una obra cinematográfica que invita a la reflexión sobre la naturaleza humana, la responsabilidad moral y el impacto devastador de la guerra. Es un triunfo del cine europeo que merece ser visto y analizado.

Nota: 8/10