“Levando anclas” (On the Town, 1949) no es simplemente una comedia musical; es un rompicabezas vibrante y contagioso, un retrato de la juventud y la búsqueda de significado en la inmensidad de la metrópoli. La película de Stanley Donen y Gene Kelly no solo ofrece momentos de baile deslumbrantes, sino que se sumerge en la dinámica de la aventura y la frustración de cuatro jóvenes marineros en un solo día de permiso en Nueva York.
La química entre Gene Kelly y Frank Sinatra es el corazón palpitante de la película. Donen logra construir una tensión cómica genuina entre estos dos actores, cuyas personalidades contrastantes – la confianza audaz de Kelly y la reticencia a veces torpe de Sinatra – generan un diálogo hilarante y una competencia amistosa que impulsa la trama. Sinatra, en un papel que parece haber sido escrito especialmente para él, brilla con un encanto natural y una sofisticación que contrasta notablemente con la exuberancia de Kelly. La película sabe aprovechar el contraste entre ambos, no solo para el humor, sino también para resaltar la dificultad de ambos en relación a los afectos.
La dirección de Kelly es, como es habitual, impecable. Donen y Kelly dominan la estética visual, transformando Nueva York en un escenario lleno de posibilidades. Las secuencias de baile son, sin duda, la joya de la corona. No se trata de simples números musicales; son explosiones de energía y creatividad, integradas de forma orgánica en la narrativa. La coreografía es virtuosa y la música, compuesta por Irving Berlin, es inolvidable. Es importante resaltar la inmersión en la ciudad, la sensación de estar ahí, de sentirse absorbido por el bullicio y la vitalidad de los barrios neoyorqueños.
El guion, adaptado de la obra teatral de Leonard Gershe y George Abbott, merece una mención especial. A pesar de su duración, la película mantiene un ritmo ágil, salpicado de situaciones cómicas y momentos de genuina ternura. Aunque algunos diálogos pueden resultar algo datados desde una perspectiva moderna, la esencia de la historia – la búsqueda de la felicidad en las pequeñas cosas, la importancia de la amistad y la dificultad de encontrar el amor – sigue siendo relevante. La película se enfoca en los deseos inalcanzables de estos jóvenes, su incapacidad para encontrar la felicidad en su rutina diaria, lo que convierte la aventura en un escape necesario.
“Levando anclas” no es una película perfecta, y su ritmo puede resultar a veces frenético. Sin embargo, su energía contagiosa, sus personajes memorables y su celebración de la juventud y el espíritu de aventura la convierten en un clásico del cine musical que resiste el paso del tiempo. Es una película que celebra la amistad, la búsqueda de la felicidad y la magia de Nueva York, un lugar donde los sueños pueden hacerse realidad… al menos, por un día.
Nota: 8/10
