Liberad a Willy (1993)

“Liberad a Willy” no es simplemente una película sobre un delfín. Es un conmovedor y persistente alegoría sobre la soledad, el desarraigo y la búsqueda de pertenencia. La película, dirigida por Simon Curtis, logra un equilibrio delicado entre la hermosa majestuosidad del océano y la angustia palpable de la situación de Willy, el orca que le da título a la historia. No es una película fácil de ver, ni tampoco pretende serlo, pero su impacto emocional es considerable y, para mí, uno de los mejores ejemplos recientes del cine documental con una fuerte carga narrativa.

Lo que distingue a “Liberad a Willy” de la habitual producción documental es la forma en que la narrativa se construye. En lugar de depender de la simple acumulación de imágenes impresionantes de la vida marina, la película se centra en la relación entre Willy y Ben, un joven de 12 años que trabaja en el parque acuático y que, extrañamente, parece comprender profundamente el estado de ánimo del animal. Esta conexión, que evoluciona a lo largo de la película, es el corazón de la historia. No se trata solo de una niña que ve un delfín; se trata de un niño que comprende la pérdida y el aislamiento, y que, de alguna manera, encuentra un espejo en la mirada de Willy. La química entre ambos es genuina y, para el espectador, crea una empatía inmediata y potente.

La dirección de Simon Curtis es precisa y respetuosa. Evita la explotación y se mantiene fiel a la realidad de la situación de Willy. La fotografía es exquisita, capturando la belleza del océano, pero también la tristeza y la desolación de la jaula. La banda sonora, sutil pero efectiva, amplifica la emoción de la narrativa. Sin embargo, la película no se detiene en la mera descripción de las condiciones de vida de Willy. Se centra en el *por qué*. El guion, que ha sido cuidadosamente elaborado, explora la historia de la captura de orcas y el impacto devastador en sus familias. A través de entrevistas con biólogos marinos, expertos en comportamiento animal y antiguos trabajadores del parque, la película revela la complejidad de la industria del entretenimiento marino y las consecuencias científicas y éticas de mantener a estos animales en cautiverio. La investigación es exhaustiva y se presenta de forma accesible, sin caer en sermones, sino integrándola naturalmente en la historia principal.

Las actuaciones, principalmente la de Ben, son excepcionales. Su personaje no es un héroe convencional, sino un niño sensible y profundamente afectado por la situación de Willy. Su vulnerabilidad y su intento genuino de comprender al animal son lo que hacen que la película sea tan conmovedora. Aunque la película se centra en la historia de Willy, la experiencia de la audiencia es unificada al sentir con el protagonista. Las voces en off de los científicos y los entrevistados son informativas y convincentes, pero nunca eclipsan la narrativa principal. “Liberad a Willy” es un testamento a la importancia de la conservación, la ética animal y la conexión entre los seres vivos. No es solo una película; es una experiencia que te marcará.

Nota: 9/10