Como la vida misma (2010)

“Como la vida misma” (comme il faut, en original) no es una revolución cinematográfica, ni mucho menos. Sin embargo, se erige como una comedia romántica reconfortante, aunque predecible, que ofrece una agradable escapada cinematográfica para aquellos que buscan una historia ligera y, sobre todo, ver a Katherine Heigl y Josh Duhamel en pantalla. La película, dirigida por Marc Lawrence, se centra en la peculiar relación que se desarrolla entre Holly (Heigl), una meticulosa organizadora de eventos, y Eric (Duhamel), el mandón director de una cadena de deportes. La premisa, un primer encuentro desastroso y la necesidad de cuidar a la ahijada de ambos, Sophie, establece un terreno fértil para la comedia, y en gran medida, la película lo logra.

La dirección de Lawrence se centra en la ambientación y el ritmo. La película se siente bien elaborada, con decorados pulidos y situaciones que, aunque a veces un poco forzadas, son visualmente agradables. No se complica con experimentos narrativos, optando por un enfoque clásico de comedia romántica: dos personalidades opuestas, una ahijada en común, y el lento derribo de barreras que, inevitablemente, conduce a un romance. El ritmo, aunque constante, carece de momentos particularmente memorables o inesperados. Sin embargo, el equilibrio entre las situaciones cómicas y los momentos de conexión emocional es bastante bueno, logrando mantener al espectador enganchado sin sorprenderle demasiado.

Las actuaciones son sólidas. Katherine Heigl, que ha tenido su época en el cine, demuestra una buena carisma y un control en su interpretación. Holly no es una heroína convencida, sino una mujer pragmática y un poco egocéntrica, lo que la hace más realista y relatable. Josh Duhamel aporta su habitual encanto y sentido del humor físico, interpretando a Eric con naturalidad y despreocupación. Su química con Heigl es genuina y divertida, contribuyendo significativamente al atractivo de la película. El resto del reparto secundario, aunque menos desarrollado, cumplen su función con eficiencia. La relación de Sophie con ambos es la verdadera fuerza emocional de la trama, ofreciendo un contrapunto conmovedor al caos de las interacciones de sus tutores.

No obstante, la película sufre de un guion que, en ocasiones, se siente un poco superficial. Algunos diálogos son abiertamente clichés y ciertas situaciones, como el constante esfuerzo por impresionar a la sociedad, parecen un tanto forzadas. Además, la resolución del conflicto romántico, aunque satisfactoria, es algo predecible. La película no profundiza en las motivaciones de los personajes ni explora temas complejos, limitándose a ofrecer una comedia romántica convencional con un trasfondo familiar. Si bien es un entretenimiento válido, “Como la vida misma” carece de la originalidad y la profundidad que podrían haber elevado su calidad. Es una película para disfrutar sin grandes pretensiones, un refugio ligero y agradable, pero sin dejar una huella duradera.

Nota: 6/10