Life (Vida) (2017)

“Life” (Vida), dirigida por Daniel Espinosa, no es la explosión de ciencia ficción que algunos podrían esperar, pero sí una reflexión inquietante sobre la ambición humana, los límites de la ciencia y la posible consecuencia de nuestras acciones. La película se centra en el equipo de la Estación Espacial Internacional (ISS) que ha sido seleccionado para investigar una extraña anomalía encontrada en Marte: una forma de vida que, en un principio, parece inofensiva. La premisa, basada en un descubrimiento científico real, es intrigante y rápidamente se convierte en un thriller psicológico que te mantiene en vilo hasta el final.

Espinosa construye un ambiente claustrofóbico que, sin necesidad de efectos especiales ostentosos, logra transmitir la sensación de aislamiento y vulnerabilidad. La ISS se convierte en un espacio reduccionista donde la tensión palpita en cada diálogo y mirada. La fotografía, con predominancia de tonos grises y azules, refuerza esta atmósfera opresiva. Pero la dirección va más allá de la estética; Espinosa explora sutilmente las dinámicas de grupo, la paranoia y la desconfianza que inevitablemente surgen cuando el aislamiento y la presión son altos. La película no se limita a mostrar la ciencia; se centra en las consecuencias emocionales y psicológicas de ese descubrimiento.

Las actuaciones son sobresalientes, especialmente las de Ryan Reynolds, Jake Gyllenhaal y Rebecca Ferguson. Reynolds ofrece un rendimiento sutil pero convincente como el biólogo sudafricano, Robert Easley, atormentado por su pasado y obligado a enfrentar sus propios prejuicios. Gyllenhaal, por su parte, interpreta al médico James Yazwa con una elegancia contenida, mostrando la lucha interna del personaje entre la curiosidad científica y el instinto de supervivencia. Ferguson, en el papel de la doctora Eva Rousseau, aporta una fuerza y un pragmatismo crucial al equipo, ofreciendo momentos de lucidez y resistencia que contrastan con la creciente locura de los demás.

El guion, aunque a veces algo lento, se basa en un diálogo inteligente y bien construido. La idea de que la forma de vida extraterrestre, inicialmente presentada como una forma de vida simple, resulta ser increíblemente inteligente y adaptativa, es un elemento narrativo que genera sus propios dilemas éticos. La película no ofrece respuestas fáciles; más bien, plantea preguntas sobre nuestra responsabilidad como exploradores, sobre la naturaleza de la vida y sobre los posibles peligros de desentrañar secretos que quizás no deberíamos tocar. El ritmo, sin embargo, podría haber sido más ágil, y algunas subtramas, como el conflicto interno de Easley, podrían haberse desarrollado más a fondo. La tensión, a pesar de ser constante, a veces se diluye en explicaciones científicas que, aunque precisas, pueden resultar densas para el espectador menos familiarizado con la biología espacial.

En definitiva, “Life” es una película inteligente y provocadora que, más allá del aspecto de ciencia ficción, logra crear una experiencia cinematográfica inquietante y memorable. No es un espectáculo visualmente impactante, pero sí una historia bien contada con personajes complejos y un mensaje subyacente que perdura en la mente después de salir de la sala.

Nota: 7/10