“Ligeramente viudas” es un melodrama español que se abre paso con una mirada refrescante y, a veces, incómoda a la complejidad de las relaciones humanas tras la pérdida y la búsqueda de un nuevo comienzo. La película, dirigida con soltura por Irene Fernández, se centra en Leonor y Engracia, dos amigas que, tras la repentina muerte de sus maridos en un accidente, se encuentran en una encrucijada vital donde el deseo de compañía se convierte en una estrategia para llenar el vacío y, quizás, encontrar un nuevo propósito en sus vidas. La película no rehuye la crudeza de la situación, mostrando con honestidad los sentimientos de duelo, la frustración y el deseo de evadir el dolor a través de la relación con otros hombres.
La dirección de Fernández es notable por su capacidad para crear atmósferas tensas y llenas de tensión. A pesar de su estética visual relativamente sobria, la película utiliza el espacio y la iluminación para reflejar el estado emocional de las protagonistas. La fotografía, a cargo de Pablo López, es precisa y, en ocasiones, la paleta de colores grises y ocres transmite un sentimiento de melancolía persistente. Sin embargo, no se limita a ser un mero adorno; la cinematografía contribuye a subrayar la incomodidad y la desconfianza que se generan entre las personajes.
Las interpretaciones son el corazón de la película. Ana Guerra y María Castillo ofrecen actuaciones sólidas y convincentes como Leonor y Engracia. El dúo logra capturar la ambivalencia de sus personajes: a la vez vulnerables, desafiantes y, en cierta medida, egoístas. La química entre ellas es palpable, lo que facilita la inmersión del espectador en su mundo. A medida que avanzamos en la trama, vemos cómo la amistad se ve desafiada por los intereses individuales y la necesidad de llenar un vacío emocional. Las secuencias de diálogo son especialmente fuertes, con momentos de sinceridad brutal y otras de manipulación sutil. La película no cae en la melodramatización excesiva, aunque la situación central es, por supuesto, dramática.
El guion, escrito por Clara Velasco, es un punto fuerte de la película. Se centra en la complejidad de las relaciones humanas, explorando temas como el duelo, la amistad, el deseo y la búsqueda de la felicidad. La trama no es particularmente original, ya que la premisa de dos mujeres que buscan un nuevo compañero tras la muerte de sus esposos es algo recurrente en el cine. No obstante, la película se diferencia por su enfoque en la dinámica entre las protagonistas y por su capacidad para mostrar la ambigüedad moral de sus personajes. Hay un giro argumental, a medio camino de la película, que añade una capa de sorpresa y obliga a reconsiderar las motivaciones de las protagonistas. La película no ofrece respuestas fáciles ni soluciones simplistas, dejando al espectador con la tarea de reflexionar sobre la naturaleza humana y la búsqueda de la felicidad.
A pesar de algunas convenciones del género, “Ligeramente viudas” es una película que merece la pena ver. Es un melodrama bien hecho, con personajes complejos, diálogos inteligentes y una dirección que sabe crear atmósfera. Ofrece una mirada honesta y, a veces, incómoda a la complejidad de las relaciones humanas tras la pérdida. Es una película que invita a la reflexión y que deja una impresión duradera.
Nota: 7/10