“Lightyear” se presenta como una aventura espacial repleta de nostalgia y, en ocasiones, de un innegable encanto. La película se embarca en un ambicioso intento de explorar el origen del personaje que dio vida a incontables generaciones de niños, y aunque no logra llegar a la cima, ofrece un espectáculo visualmente deslumbrante y, en ciertos momentos, una reflexión sorprendente sobre la naturaleza de la heroísmo.
La dirección de Angus MacPherson es sólida, especialmente en las secuencias de acción que dominan el metraje. El diseño de producción es, sin duda, el gran triunfo de la película. El planeta Lonestar, con su exuberante vegetación y su atmósfera alienígena, es una maravilla de la creación visual, y las secuencias de vuelo y combate espacial son explosivas y creativas. Sin embargo, la dirección no siempre sabe equilibrar el ritmo narrativo, y algunos momentos se sienten alargados, ralentizando el desarrollo de la trama. El uso de efectos especiales, consistentemente brillantes, contribuye a una experiencia cinematográfica potente, aunque a veces se siente un poco artificial y desprovista de una conexión emocional más profunda.
La película se centra en la interpretación de Chris Pratt como Buzz Lightyear, un personaje que, hasta ahora, se había definido por su inmovilidad y su eterna calma. Pratt aporta una vulnerabilidad y una humanidad inesperadas al personaje, y su interpretación es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la cinta. Aunque el personaje de luz en su propia historia evoluciona, la película se diluye en exposiciones que limitan el impacto de su viaje personal. La actuación de Keri Russell como Ivy, la científica que acompaña a Buzz, es cautivadora y aporta un contrapunto interesante a la personalidad inmutable del personaje principal. Sin embargo, el reparto secundario, aunque competente, no llega a destacar particularmente.
El guion, adaptado de la historia que se cuenta en los cortometrajes de Toy Story, es un reto. La película intenta desarrollar un universo más complejo alrededor de la historia de Buzz, explorando temas como la fama, la identidad y el sacrificio. No obstante, el guion se pierde a veces en digresiones innecesarias y en un exceso de explicaciones. El antagonista, Zurg, interpretado por emociones, carece de la profundidad que podría haberle otorgado un mayor desarrollo. La trama principal, que busca desesperadamente dar a Buzz la motivación para volver a casa, se siente a veces forzada y poco convincente, a pesar de la fidelidad al espíritu del personaje original.
A pesar de sus fallas, "Lightyear" es un espectáculo cinematográfico que, en definitiva, cumple con su cometido principal: entretener. La película ofrece un viaje visualmente estimulante que apela a la nostalgia de aquellos que crecieron con Toy Story, pero que, a la vez, también intenta llegar a un público más joven. No es una obra maestra, pero sí un divertimento sólido y una buena inversión de tiempo para los fans de Buzz Lightyear.
Nota: 6.5/10