Link (1986)

“Link” es una película que, a pesar de su premisa intrigante y la presencia de Terence Stamp, se siente, en última instancia, como una aspiración frustrada, un proyecto que se queda a medio camino entre el terror psicológico y el drama existencial. La película, dirigida por Jack Smight, se sumerge en una atmósfera opresiva y claustrofóbica desde sus primeros fotogramas, aprovechando al máximo el paisaje costero desolado y la imponente mansión en la que se desarrolla gran parte de la acción. Esta ambientación es, sin duda, uno de sus mayores aciertos, creando un espacio tangible que se convierte en un personaje más de la historia, transmitiendo una sensación constante de inquietud y aislamiento.

La historia se centra en Jane (Elisabeth Shue), una joven estudiante de zoología que acepta el extraño encargo del Dr. Phillip (Terence Stamp), un científico excéntrico obsesionado con el estudio de la inteligencia de los chimpancés. Lo que comienza como una oportunidad académica se transforma rápidamente en un descenso a la locura, a medida que la conducta de los primates, especialmente de un chimpancé llamado Link, se vuelve cada vez más perturbadora. Sin embargo, la película se aferra demasiado a sus propios elementos, dejando de lado la construcción de personajes más complejos. La relación entre Jane y el Dr. Phillip, que podría haber sido el núcleo emocional de la trama, se ve eclipsada por una serie de sucesos inexplicables que, si bien generan suspense, no conducen a una exploración profunda de sus motivaciones y la creciente desesperación de la protagonista.

Terence Stamp, como siempre, ofrece una actuación solera y contenida, logrando transmitir la frialdad y la obsesión del Dr. Phillip. No obstante, el personaje queda reducido a un arquetipo del científico perturbado, desprovisto de matices que lo hicieran realmente memorable. Elisabeth Shue también cumple su cometido, representando a la estudiante que se enfrenta a una situación cada vez más inquietante, aunque su actuación se ve limitada por la falta de desarrollo de su personaje. La película, en general, se centra demasiado en la creación de imágenes impactantes y en la manipulación de la atmósfera, sacrificando la profundidad narrativa y el desarrollo psicológico de sus personajes.

La dirección de Jack Smight es competente, pero carece de la audacia y la originalidad que podrían haber elevado la película. Se observa un deseo constante de imitar a clásicos del género como “La Mascota” (The Thing) o “El Resplandor”, pero sin lograr una identidad propia. El ritmo es desigual, alternando momentos de tensión palpable con escenas alargadas y poco significativas. La banda sonora, aunque efectiva en el establecimiento de la atmósfera, llega a sentirse repetitiva y predecible. La película, en definitiva, no logra cumplir con las expectativas generadas por su premisa y, aunque ofrece algunos momentos de suspense y visualmente es interesante, termina siendo una experiencia cinematográfica decepcionante.

Nota: 6/10