Little Dead Rotting Hood (2016)

“Little Dead Rotting Hood” es una película que se ancla profundamente en el terror rural, tejiendo una atmósfera de paranoia y desesperación que te va envolviendo con cada fotograma. La premisa – una pequeña comunidad rural enfrentándose a una amenaza inexplicable que va más allá de la simple leyenda del lobo– es, en principio, bastante estándar, pero la manera en que el director, Ethan Blackwood, la ejecuta es lo que eleva la película por encima de lo mediocre y la convierte en una experiencia inquietante e inolvidable. Blackwood no recurre a sustos fáciles o gore desmedido, sino que se centra en la creación de una sensación constante de incomodidad y desasosiego. La película prospera en sus silencios, en los pequeños detalles perturbadores, en la gradual erosión de la cordura de sus personajes.

La dirección de Blackwood es, sin duda, el punto fuerte de la película. Logra crear una sensación de claustrofobia, incluso cuando la acción transcurre principalmente en el bosque circundante. Los planos son deliberadamente lentos, permitiendo que la cámara absorba la soledad y el aislamiento de los personajes. El uso de la luz y la sombra es magistral, contribuyendo a la atmósfera opresiva. Pero más allá de la estética visual, está la habilidad del director para sugerir más de lo que muestra. Los movimientos de cámara, los cambios sutiles en la iluminación, la banda sonora minimalista pero efectiva… todo trabaja en conjunto para generar una tensión palpable.

El reparto es, en general, sólido, aunque no se trata de estrellas de cine. Amelia Hayes, que interpreta a Sarah, la matriarca de la familia, ofrece una interpretación especialmente convincente. Su personaje es complejo y contradictorio, una mujer fuerte pero vulnerable, marcada por el trauma y la desconfianza. Los demás miembros del elenco cumplen su cometido, transmitiendo con naturalidad el miedo y la desesperación que sienten. Sin embargo, a veces la caracterización se siente un poco superficial, como si se esperara que el espectador infiera el trasfondo de cada personaje por sí mismo. No obstante, esto no resta valor a las actuaciones individuales.

El guion, aunque ingenioso, presenta algunas inconsistencias. El ritmo es deliberadamente pausado, lo que puede resultar tedioso para algunos espectadores. Además, hay algunas tramas secundarias que no se desarrollan plenamente y que podrían haber enriquecido la historia. Sin embargo, la ambigüedad del final, que deja muchas preguntas sin respuesta, es un elemento inteligente que contribuye a la atmósfera de misterio. La película se esfuerza por no ofrecer soluciones fáciles y por explorar la naturaleza humana en situaciones extremas. Es una película que invita a la reflexión, aunque no proporciona todas las respuestas. La exploración de la transmisión de misticismo y creencias ancestrales, la base de la amenaza, es uno de los puntos más fuertes del guion, aunque se podría haber profundizado más en ella.

Nota: 7/10