Llenar el vacío (2012)

“Llenar el vacío” es, en su esencia, una película profundamente introspectiva que explora la complejidad de la fe, el dolor y la búsqueda de significado en un microcosmos particular: la comunidad ortodoxa judía de Tel Aviv. El debut profesional de la directora, Leah Rabinowitz, es un ejercicio de observación y delicadeza, una invitación a adentrarse en un mundo donde las normas religiosas imponen un férreo control sobre la vida de sus miembros, y donde los deseos individuales a menudo se ven silenciados por las expectativas familiares y la tradición.

La película se centra en Shira, interpretada con una intensidad palpable por Niv Segal, una joven que se encuentra en una encrucijada. Su futuro está predestinado: un matrimonio arreglado con un joven prometedor. Sin embargo, la repentina pérdida de su hermana, un evento devastador que marca un punto de inflexión radical, desestabiliza sus planes y la obliga a cuestionar su propio destino. Rabinowitz evita melodramatismos fáciles, optando por mostrar la evolución emocional de Shira de manera sutil pero efectiva, dejando que el espectador interprete el dolor y la frustración que siente. La dirección es precisa, estableciendo una atmósfera opresiva pero al mismo tiempo llena de una belleza melancólica, gracias en gran parte a la fotografía de Avital Cohen, que utiliza la luz y la sombra para evocar la oscuridad que reside en los secretos familiares.

La película no solo se preocupa por el drama personal, sino que también ofrece una mirada fascinante al funcionamiento interno de esta comunidad religiosa. Se muestra la rigidez de sus costumbres, el peso de las tradiciones y la dificultad de romper con ellas. El guion, adaptado de un relato original de Rabinowitz, es inteligente y evita simplificaciones, presentando personajes con motivaciones complejas y a veces contradictorias. La relación entre Shira y su padre, interpretada magistralmente por David Sinar, es el núcleo de la película, reflejando una dinámica de amor y control que es a la vez conmovedora y perturbadora. Las actuaciones, en general, son impecables, pero es Sinar quien destaca por su capacidad para transmitir la preocupación y la autoritarismo de un hombre que se aferra a sus creencias con una fuerza implacable. La banda sonora, minimalista y evocadora, complementa perfectamente la atmósfera de la película.

A pesar de su lentitud y su enfoque en la introspección, "Llenar el vacío" es una película que invita a la reflexión. No ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas sobre el destino, la libertad y el significado de la vida. Es un debut prometedor para Rabinowitz, una directora con una visión particular y una habilidad para contar historias con una sensibilidad única. Es una película que, contra todo pronóstico, resulta ser sorprendentemente impactante.

Nota: 7/10