Lo que el viento se llevó (1939)

“Lo que el viento se llevó” (Gone with the Wind) es, sin lugar a dudas, un hito cinematográfico que, a pesar de su controvertida recepción en algunos aspectos, sigue siendo una experiencia visual y emocionalmente intensa. La película, dirigida magistralmente por Victor Fleming, nos sumerge en el corazón de la Guerra Civil estadounidense, pero lo hace a través del prisma de la obsesión amorosa y la supervivencia de Scarlett O’Hara, interpretada con una vitalidad y ferocidad que define la actuación de Vivien Leigh. Leigh no se limita a interpretar a la heroína, sino que construye un personaje complejo y, en muchos momentos, repulsivo, cuya ambición desmedida y falta de empatía resultan inquietantes y, a la vez, fascinantes.

La dirección de Fleming, apoyada en la fotografía impresionante de Jack Cardiff, logra recrear de forma creíble el lujo decadente de la aristocracia sureña y la devastación provocada por la guerra. Los planos generales de Tara, la plantación de la familia O’Hara, son desoladores, reflejando la pérdida de la seguridad y la prosperidad. La película no rehuye la brutalidad del conflicto, mostrando el horror de las batallas y el impacto de la guerra en la vida de los campesinos. Sin embargo, lo más impactante es cómo se centra en la lucha interna de Scarlett, cuya voluntad de supervivencia se convierte en una fuerza destructiva.

La química entre Vivien Leigh y Clark Gable es innegablemente poderosa. Gable, como Rhett Butler, ofrece un retrato de un hombre pragmático, cínico y profundamente atractivo. Su relación con Scarlett es una danza compleja de deseo, resentimiento y, finalmente, dolor. Rhett, a diferencia de Scarlett, es un observador crítico de las ilusiones y convenciones sociales, y su diálogo con Scarlett es uno de los aspectos más memorables de la película. Su interacción, llena de sarcasmo y tensión, añade una capa de profundidad al romance que explora temas como la clase social, la responsabilidad y las consecuencias de las decisiones.

El guion, adaptado de la novela homónima de Margaret Mitchell, a veces se siente algo rígido y conservador para los estándares actuales. La narrativa se centra casi exclusivamente en la perspectiva de Scarlett, y la representación de los afroamericanos, si bien refleja el contexto de la época, presenta limitaciones que han sido ampliamente criticadas. A pesar de estas deficiencias, la película consigue mantener la atención del espectador gracias a sus personajes bien construidos, sus diálogos ingeniosos y su épico despliegue visual. La adaptación, sin embargo, carece de la complejidad moral que podría haber surgido de una exploración más profunda de las motivaciones y las consecuencias de las acciones de los personajes.

En definitiva, “Lo que el viento se llevó” es un melodrama gótico de época, imponente en su escala, impactante en sus momentos de tensión y con actuaciones memorables. Su capacidad para transportar al espectador a un mundo y una época, aunque imperfecta, es innegable. Es una película que genera debate, que invita a la reflexión y que sigue siendo un referente en la historia del cine.

Nota: 7/10