Loca academia de esquí (1991)

“Loca academia de esquí” no es la comedia invernal más innovadora que el cine ofrece, pero sí logra un disfrute considerable, especialmente si se busca una escapada ligera y desinhibida. La película, dirigida por Eli Roth, se instala en el ambiente gélido de una academia de esquí de élite, donde la rivalidad entre los instructores se convierte en el motor de una trama que, aunque predecible, se sirve de la tensión y el humor negro para generar momentos memorables. Roth, conocido por su maestría en el terror visceral, aquí despliega un tono más relajado, enfocándose en la comedia y la sátira de la competitividad y la jerarquía profesional.

El corazón de la película reside en sus personajes, interpretados con gran carisma por un elenco que se aprovecha al máximo de la dinámica grupal. Jason Sudeikis, como el instructor Jack Trainer, aporta una naturalidad y un equilibrio perfecto, equilibrando la frustración con el humor. El resto del reparto – incluyendo a Patrick Wilson, Will Ferrell y Greta Lee – ofrecen interpretaciones sólidas, creando una atmósfera de complicidad que se extiende a la pantalla. El personaje de Lee, en particular, se destaca por su sarcasmo inteligente y su mirada crítica al mundo del esquí de élite. La química entre los actores es palpable, y contribuye enormemente al tono general de la película: divertida, refrescante y, en ocasiones, sorprendentemente emotiva.

La dirección de Roth es competente, destacando su habilidad para crear tensión en los momentos de competición. Las escenas de esquí son visualmente atractivas, con una cuidadosa planificación y un uso efectivo de la música para intensificar la acción. Aunque la película no aporta imágenes icónicas que la recuerden al instante, la puesta en escena es precisa y el ritmo bien calibrado, manteniendo al espectador enganchado. Roth sabe cómo introducir ganchos cómicos que no son forzados, sino que emergen de las propias situaciones y las personalidades de los personajes. No se limita a la acción física; explora la dinámica de poder y la presión que sienten los instructores, mostrando un lado menos glamuroso de esta profesión.

En cuanto al guion, aunque la trama se mantiene dentro de los límites de lo convencional – un grupo de estudiantes desafiando a sus instructores en una competición – la escritura demuestra cierta inteligencia. Se evita caer en clichés, ofreciendo diálogos ingeniosos y situaciones inesperadas. La película tiene un sólido punto de partida: la idea de que los instructores de esquí, a menudo considerados figuras severas y autoritarias, pueden ser también individuos frustrados y con secretos. Este detalle se utiliza de manera efectiva para desarrollar la historia y construir relaciones convincentes entre los personajes. Sin embargo, la resolución final, aunque satisfactoria, podría haber sido más audaz, ofreciendo un giro argumental más sorprendente.

Nota: 7/10