Loca obsesión (2009)

“Loca obsesión” (Obsessed) es una comedia romántica con un tono sardónico y un ritmo vertiginoso que, a primera vista, puede parecer una simple receta de “chico apuesto, chica obsesionada” con un giro previsible. Sin embargo, tras un primer análisis, la película se revela como una reflexión perspicaz sobre la intensidad del amor, la identidad y la dificultad de conectar en un mundo cada vez más superficial. La dirección de Allan Unger y John Jaminas es inteligente; no se limitan a la comedia slapstick, sino que emplean un estilo visual que oscila entre la intimidad del rodaje documental y la puesta en escena de una serie televisiva, creando una atmósfera única y que complementa la extraña dinámica entre sus protagonistas.

El corazón de la película reside en la interpretación de Mary (Katherine Heigl). Heigl ofrece una actuación particularmente convincente, mostrando con sutileza la desesperación y la convicción desmesurada que lleva a Mary a su comportamiento obsesivo. No se trata de una locura gratuita, sino de un intento desesperado de encontrar un sentido en su vida y de llenar un vacío emocional que la ha acompañado desde siempre. La película explora con honestidad las consecuencias de sus actos, mostrando tanto la frustración de Mary como el creciente sentimiento de culpa de Steve (Paul Reeser), quien, inicialmente, se muestra indiferente a la persecución. Su gradual comprensión del impacto de las acciones de Mary es crucial para el desarrollo de la trama y proporciona un contrapunto a la intensidad del deseo de Mary.

El guion, a cargo de Allan Unger y John Jaminas, es sutilmente corrosivo. No rehuye los elementos cómicos, pero los integra de forma natural, evitando caer en la caricatura. La comedia surge de las situaciones absurdas y del contraste entre la percepción de Mary y la realidad, lo que genera momentos genuinamente graciosos. El guion, además, evita soluciones fáciles; no ofrece un final convencional de cuento de hadas, sino que plantea preguntas sobre el amor, la autonomía y la importancia de aceptar la propia identidad. La exploración de la ambigüedad moral de Mary es, quizás, el elemento más interesante de la película, ya que nos obliga a cuestionar si sus acciones, aunque extremas, son comprensibles a la luz de su propio dolor.

La fotografía de Mark Kerley es notable, destacando especialmente la manera en que se filman los fragmentos que recuerdan a un reportaje televisivo, simulando las grabaciones de una cámara, lo que enmarca la perspectiva de Mary y acentúa su necesidad de ser vista y reconocida. La banda sonora, minimalista y efectiva, complementa la atmósfera y contribuye a la tensión de las escenas clave. En definitiva, “Loca obsesión” es una comedia romántica original y provocadora, que invita a la reflexión y que, más allá de la comedia, ofrece una visión compleja y matizada del amor y la búsqueda de la identidad.

Nota: 7.5/10