Loco viaje al campus (2008)

“Loco viaje al campus” es una comedia familiar que, aunque no redefine el género, ofrece un entretenimiento ligero y, sobre todo, un retrato refrescante del primer gran desafío de la independencia para las adolescentes. La película, dirigida por Brian Robbins, no busca ofrecer profundas reflexiones sobre la elección universitaria; su objetivo principal es generar risas y, en ese sentido, cumple con creces. La narrativa se centra en Melanie (Raven-Symoné), una joven ansiosa por emprender su propio camino, un viaje en coche con sus amigas para visitar universidades. Sin embargo, los planes de Melanie se ven frustrados por la insistencia de su padre, un jefe de policía (Martin Lawrence) que, impulsado por la protección, decide escoltarlas, transformando el sueño de Melanie en una torbellino de situaciones cómicas y desastres improvisados.

La dirección de Brian Robbins es funcional y se centra en el ritmo frenético de la comedia. Las escenas de caos, los accidentes (sí, hay algunos accidentes cómicos) y las situaciones embarazosas se manejan con una naturalidad que permite al espectador sumergirse en el alboroto. Robbins evita caer en la exageración, equilibrando el humor con momentos genuinos de tensión y preocupación por Melanie. La película se beneficia de un elenco juvenil carismático, con Raven-Symoné demostrando su versatilidad y capacidad para el humor. Martin Lawrence, como el padre protector, aporta un contrapunto cómico perfecto, combinando la seriedad de un policía con la torpeza de un padre intentando controlar a sus hijas. Su química con Raven-Symoné es uno de los puntos fuertes de la película, generando momentos realmente divertidos. La película también cuenta con actores de reparto secundarios que añaden vitalidad al elenco.

El guion, aunque predecible en su estructura, se beneficia de diálogos ágiles y situaciones ingeniosas. La premisa central -el choque entre la independencia deseada y la preocupación paternal- es un tema clásico, pero la película lo explora con frescura y sin clichés. El guion no se preocupa por profundizar en las motivaciones de los personajes, sino que se centra en la acción y el desarrollo de la trama. Las subtramas, como la disputa por un puesto en un programa de verano o el interés romántico no muy desarrollado, sirven para mantener el interés del espectador, aunque podrían haberse desarrollado con mayor profundidad. El uso de la comedia física es constante y bien ejecutado, lo que contribuye al tono general ligero de la película. La película también logra transmitir, a través de la experiencia de Melanie, la importancia del apoyo familiar y la necesidad de equilibrar la independencia con la responsabilidad. Sin embargo, la resolución final, aunque satisfactoria, es algo simplista.

En definitiva, “Loco viaje al campus” es una comedia familiar entretenida y sin pretensiones que ofrece un entretenimiento ligero y un retrato de la adolescencia. No es una obra maestra cinematográfica, pero es una película que puede resultar agradable para las familias y especialmente para aquellos que disfrutan de la comedia ligera y las situaciones embarazosas. Elige el género correcto y se convierte en un escapismo perfecto.

Nota: 6/10