Locos al volante (1976)

“Locos al volante” (Gone in Sixty Seconds) no es solo una película de acción repleta de coches rápidos y persecuciones vertiginosas; es una oda al espíritu de la velocidad, la adrenalina y, en cierto modo, la pérdida. Dirigida por John Frankenheimer, la película se adentra en un mundo de apuestas clandestinas, estafas y la sombra alargada de la ley, ofreciendo una experiencia cinematográfica que va más allá del simple entretenimiento. Frankenheimer, a pesar de su edad, demuestra un control narrativo impecable, creando un ritmo que, aunque frenético en sus momentos más intensos, también permite pausas que se aprovechan para explorar las motivaciones de los personajes.

Nicolas Cage, como el protagonista, Memphis Raines, entrega una actuación intensa y convincente. Su Raines es un hombre roto, consumido por el pasado y por la necesidad de recuperar una suma de dinero crucial para darle una oportunidad a su hija. La desesperación de Cage es palpable en cada mirada, en cada gesto, y su capacidad para transmitir la ambivalencia entre la búsqueda de la justicia y la mera supervivencia es uno de los puntos fuertes de la película. El resto del reparto, con rostros conocidos como Angelina Jolie, Robert Duvall y Salma Hayek, se integra a la perfección en el ambiente crudo y peligroso que Frankenheimer ha logrado construir. Jolie, en particular, se desvive en su papel de mujer de negocios astuta y peligrosa, añadiendo una dimensión de sofisticación al conflicto.

El guion, aunque a veces previsible en su estructura, es lo suficientemente sólido para sostener las escenas de acción. Se centra en la construcción de personajes complejos, dotándolos de motivaciones creíbles y, en algunos casos, incluso de una cierta humanidad. La trama, centrada en una carrera de coches de alta velocidad para saldar una deuda, es un vehículo para explorar temas como la moralidad, la ambición y las consecuencias de nuestras decisiones. La película no rehúye la violencia, sí, pero esta se utiliza con un propósito, como herramienta narrativa para subrayar la desesperación y el peligro que acechan a los personajes. La banda sonora, con su ritmo frenético y piezas icónicas, complementa a la perfección la acción en pantalla, intensificando la sensación de urgencia y peligro constante.

Sin embargo, es importante reconocer que “Locos al volante” no es una obra maestra. Algunas subtramas se sienten un poco forzadas y ciertos diálogos pueden resultar algo torpes. Además, la acción, aunque espectacular, puede llegar a sentirse repetitiva en algunas ocasiones. Sin embargo, la dirección de Frankenheimer, combinada con las actuaciones convincentes de Nicolas Cage y el resto del elenco, y la atmósfera de tensión palpable en todo momento, convierten a la película en una experiencia cinematográfica gratificante. La película no pretende revolucionar el género; busca ofrecer un espectáculo visualmente impactante, lleno de adrenalina y con un toque de drama personal.

Nota: 7/10