Logan (2017)

“Logan” no es solo una película de superhéroes; es una meditación oscura sobre el legado, la pérdida y el peso de la responsabilidad. James Mangold, en esta entrega final de Logan, toma un enfoque radicalmente diferente al habitual, alejándose del tono grandilocuente que a menudo asocia con el universo Marvel, para ofrecer una experiencia visceral, conmovedora y sorprendentemente humana. La película se centra en un Wolverine anciano, desgastado por años de combate y marcado por un pasado trágico, que se encuentra en un punto de inflexión. Ya no es el guerrero implacable de antaño; es un hombre cansado, atormentado por recuerdos, y buscando desesperadamente un propósito.

La dirección de Mangold es magistral. Transmite la atmósfera de un western moderno, con toques de drama noir, y utiliza la geografía agreste de Oklahoma como un personaje más. Las secuencias de acción son brutales y realistas, que se alejan de las explosiones y los efectos especiales grandiosos. En lugar de depender de la fuerza sobrehumana de Wolverine, la película se enfoca en sus habilidades limitadas y en el uso inteligente de las mismas. Las peleas son largas, lentas y dolorosas, reflejando el deterioro físico del personaje y la naturaleza implacable del combate. Hay una palpable sensación de vulnerabilidad en cada golpe, cada rasguño, cada momento de duda.

Hugh Jackman entrega, una vez más, una interpretación excepcional. Su Logan es un hombre roto, marcado por el dolor, el arrepentimiento y la soledad. Su actuación es sutil, matizada y profundamente emotiva. La carga de la responsabilidad que recae sobre él es evidente en cada mirada, en cada movimiento. Dafne Keen como Laura es una revelación. Su interpretación de la joven mutante, que es la hija de Wolverine, es inteligente, compleja y sorprendentemente madura. La relación entre Logan y Laura es el núcleo emocional de la película, una dinámica de mentor y pupila que evoluciona a lo largo de la historia y que se caracteriza por el amor, la frustración y la incomunicación. La química entre Jackman y Keen es innegable, y su interpretación conjunta es lo que eleva la película a un nivel superior.

El guion, coescrito por Mangold y Michael Green, se basa en una premisa simple pero efectiva: un Wolverine que está a punto de morir, y que se ve obligado a proteger a un niño que podría ser la clave para el futuro de la raza mutante. La película explora temas como la mortalidad, el legado, la familia y el sacrificio, y lo hace con honestidad y sensibilidad. No rehúye el tema de la muerte, mostrando el deterioro físico de Logan y la fragilidad de la vida. A pesar de su tono sombrío, “Logan” también ofrece momentos de esperanza y humor, con personajes secundarios memorables como Patrick Stewart, quien regresa como Charles Xavier, y Boyd Holbrook como Caulder, un personaje enigmático que añade tensión y misterio a la trama. La película no ofrece respuestas fáciles, pero sí deja al espectador reflexionando sobre el significado de la vida y el impacto de nuestras acciones.

En definitiva, “Logan” es una película poderosa y conmovedora que desafía las convenciones del género de superhéroes. Es una reflexión sobre el final, sobre el legado y sobre el valor de lo que realmente importa.

Nota: 8.5/10