Lola y sus hermanos (2018)

“Lola y sus hermanos” no es un drama explosivo ni un desahogo cómico desenfrenado. Es, sorprendentemente, un retrato agridulce de una familia disfuncional que, paradójicamente, se aferra con desesperación a un lazo inquebrantable. La película de Olivier Nakache y Éric Toledano, directores conocidos por “Intocable”, logra un equilibrio delicado entre la comedia y el drama, lo que le confiere una resonancia emocional inesperada.

La historia, aunque aparentemente sencilla, explora temas universales como la familia, la incomunicación, el divorcio y la búsqueda de la felicidad. La película se centra en los problemas cotidianos de tres hermanos, cada uno enfrentando sus propios desafíos. Benoit, la cabeza de familia, lucha por adaptarse a la paternidad inexperta, mientras que Pierre, el eterno bromista y alcohólico, se ve arrastrado a un círculo vicioso de evasivas y problemas laborales. Y Lola, la figura central, intenta encontrar su camino tras un divorcio y una nueva relación que apenas comienza. La película no intenta idealizar a ninguno de ellos; todos son imperfectos, contradictorios y, a veces, terriblemente irritantes. Pero es precisamente esta falta de perfección lo que los hace tan humanos y, a su vez, tan entrañables.

La dirección de Nakache y Toledano es impecable. Logran capturar la atmósfera familiar, la dinámica entre los personajes y la tensión emocional con sutileza. La película evita el sentimentalismo gratuito, permitiendo que las emociones surjan orgánicamente a través de las interacciones y situaciones cotidianas. La fotografía es cálida y natural, contribuyendo a la sensación de cercanía que se crea en pantalla. La banda sonora, discreta pero efectiva, refuerza la atmósfera. El ritmo es pausado, permitiendo al espectador conectar con los personajes y sumergirse en sus vidas.

Las actuaciones son magníficas. Ludivine Sagnier ofrece una interpretación conmovedora y natural como Lola, transmitiendo a la perfección la complejidad de su personaje. Jean-Paul Rouve y José Garcia aportan un humor sutil y a la vez melancólico, sin caer en estereotipos. Ramzy Bedia, como Zoher, aporta un toque de frescura y vitalidad a la historia. La química entre los tres actores es palpable, lo que contribuye significativamente al éxito de la película.

En definitiva, "Lola y sus hermanos" es una película realista, honesta y con un gran corazón. No es una comedia que te haga reír a carcajadas, pero sí te invita a reflexionar sobre la importancia de la familia y la necesidad de estar ahí para los que te queremos. Es un recordatorio de que, a pesar de nuestros errores y diferencias, somos nosotros quienes nos mantenemos unidos.

Nota: 8.5/10