Los 1001 cuentos de Bugs Bunny (1982)

“Los 1001 cuentos de Bugs Bunny” es, en su esencia, un festín para los verdaderos fans de la mascota de Warner Bros. Producida en 1982, la película no es un esfuerzo narrativo original, sino una celebración magistral de la ya inmensa riqueza de los cortos animados de Bugs Bunny que precedieron a ella. Dirigida por la terna de talentos que encabezan Friz Freleng, Chuck Jones y Robert McKimson, la película se siente como una suerte de archivo histórico, un tesoro recogido y montado para el público que aún no conocía la profundidad del genio de Bugs.

Lo que hace que esta compilación sea tan especial reside en la dirección creativa y la maestría de los animadores. Freleng, Jones y McKimson, cada uno con su estilo inconfundible, aportaron una diversidad de técnicas y humor. Se nota la huella de Freleng en los cortos más pura y directa, con su humor físico y sus travesuras ingeniosas. Jones, con su agudeza visual y su capacidad para crear situaciones absurdas, se refleja en algunos de los segmentos más memorables. McKimson, por su parte, aporta una sensibilidad más melancólica y a veces surrealista, que contrasta de manera efectiva con el tono general. La edición, aunque funcional, a veces se siente un poco apresurada, intentando comprimir la cantidad de material y, en ocasiones, perdiendo el ritmo natural de los cortos originales. Sin embargo, la selección de segmentos es impecable, priorizando los clásicos y los menos conocidos que demuestran la versatilidad del personaje.

La película no se centra tanto en la trama que une los cortos – una introducción genérica por parte de Peter Lorre que se siente un poco forzada y poco presente – como en la calidad de los animaciones y el humor inherente a cada corto. Los efectos visuales, aunque datados para los estándares actuales, logran transmitir la energía y la vitalidad de la época. El diseño de los personajes, aunque fiel a las convenciones de la época, se mantiene consistente con la personalidad de Bugs Bunny, un zorro astuto, inteligente y terriblemente travieso. El uso del color, vibrante y llamativo, contribuye a la atmósfera festiva y optimista de la película.

En cuanto a la actuación, la voz de Bugs Bunny, interpretada por Mel Blanc, es, como siempre, impecable. Su entrega, llena de sarcasmo, improvisación y una actitud desafiante, es la columna vertebral de la película. Aunque los otros actores de voz son competentes, es la presencia de Bugs Bunny lo que realmente lo eleva por encima de la media. No obstante, la película no ofrece una exploración profunda de la psicología del personaje, simplemente se centra en mostrar su astucia y su capacidad para evadir cualquier peligro.

En definitiva, "Los 1001 cuentos de Bugs Bunny" es una joya para los amantes del humor clásico y del personaje de Bugs Bunny. No es una obra maestra cinematográfica, sino una recopilación cuidadosamente seleccionada de cortos animados que encapsula la esencia del genio de Warner Bros. Aunque la película no pueda competir con la calidad de los cortos originales, ofrece una inmersión en el mundo del humor irreverente y la aventura que ha definido a Bugs Bunny durante décadas. Es una película que, más que contar una historia, brinda la oportunidad de revivir momentos inolvidables y de apreciar la importancia del personaje en la historia del cine animado. Es un capricho nostálgico y un regalo para los verdaderos fans.

Nota: 7.5/10