Los amantes del engaño (2022)

“Los Amantes del Engaño” es una película que, a primera vista, promete un melodrama elegante y con un toque de audacia. Sin embargo, tras la experiencia cinematográfica, la cinta revela una ambición más contenida que, aunque lograda en algunos aspectos, no alcanza la grandiosidad que su premisa sugiere. La dirección de Philippe Barret, conocido por su capacidad para tejer atmósferas visuales evocadoras, se traduce en una Costa Azul vibrante y decadente, que captura a la perfección el glamour y la desidia del entorno. La fotografía, con sus tonalidades doradas y sus juegos de luz, es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película, creando una atmósfera que permea la historia y contribuye a su tono general de sofisticado desencanto.

La película se centra en Adrien, interpretado con carisma y una cierta melancolía por Jean-Pierre Léaud. Léaud logra transmitir la frustración y la desesperación del personaje, su incapacidad para aceptar su destino y su necesidad de escapar de una realidad que le resulta intolerable. Su interacción con Margot, brillantemente interpretada por Catherine Deneuve, es el corazón de la historia. Deneuve, como era de esperar, se desliza con la misma gracia y el mismo magnetismo que siempre ha mostrado en pantalla, aportando una elegancia innegable y una profundidad emocional sorprendentemente palpable a un personaje aparentemente superficial. La química entre ambos actores es evidente, creando una dinámica de seducción y manipulación que es tanto intrigante como perturbadora.

El guion, adaptado de la novela homónima de Benjamin Massieu, presenta un planteamiento interesante: una farsa sentimental construida sobre mentiras y engaños, que explora la naturaleza del amor, la ambición y la búsqueda de la felicidad. No obstante, a pesar de su sofisticada trama, el guion a veces se ve afectado por un ritmo irregular y por algunos diálogos que, aunque elegantes, pueden resultar un poco artificiosos. La película se aferra, quizás demasiado, a la estética del cine clásico, buscando imitaciones de obras maestras de la época, lo que, en algunos momentos, resta vitalidad a la narrativa. Aunque se insiste en el tema de la traición, el guion no siempre profundiza lo suficiente en las motivaciones de los personajes, lo que podría haber enriquecido considerablemente su desarrollo.

A pesar de estas pequeñas deficiencias, “Los Amantes del Engaño” es una película visualmente atractiva y que ofrece un retrato interesante de la sociedad francesa de mediados del siglo XX. La banda sonora, con su elegancia nostálgica, y la puesta en escena contribuyen a crear una atmósfera envolvente y a sumergir al espectador en la vida glamurosa pero vacía de los personajes. La película no pretende ofrecer respuestas fáciles, sino más bien plantear preguntas sobre la naturaleza humana y las elecciones que tomamos en la vida. Es una historia que, aunque no siempre impacta profundamente, deja una huella memorable gracias a la actuación de sus protagonistas y a la atmósfera que consigue crear.

Nota: 7/10