Los amores imaginarios (2010)

“Los amores imaginarios” (2022), la nueva propuesta de Xavier Dolan, no es simplemente una comedia romántica; es una observación visceral, a menudo incómoda, sobre la vulnerabilidad, la búsqueda de conexión y las complejidades de la identidad. Dolan, conocido por su estilo audaz y a veces controvertido, vuelve a explorar la intimidad masculina, esta vez centrándose en un microcosmos de amistad y deseo en Montreal, un contexto urbano que se siente tanto frío como acogedor.

El núcleo de la película es la relación entre Marie (Monia Chokri) y Francis (Xavier Dolan), dos amigos con una historia compartida que se entrelaza de manera inesperada con la llegada de Nick (Niels Schneider). La química entre los tres actores es palpable, y Dolan logra capturar la dinámica sutil pero profunda entre ellos. La película no se basa en clichés románticos; en cambio, se sumerge en las conversaciones incómodas, los silencios pesados y las miradas cargadas de significado que caracterizan a las amistades verdaderas. Chokri, en particular, ofrece una interpretación matizada y conmovedora de Marie, una mujer inteligente y observadora que lucha por comprender sus propias emociones.

La dirección de Dolan es, como siempre, impecable. Utiliza una paleta de colores vibrantes, pero a menudo apagados, que reflejan el estado emocional de los personajes. La cámara se mueve de manera fluida y casi intuitiva, siguiendo los movimientos de los personajes y capturando momentos clave con una precisión impresionante. Dolan no rehúye la experimentación formal, incorporando flashbacks, intercciones telefónicas y secuencias de vídeo caseras que enriquecen la narrativa y ofrecen una visión más profunda de sus personajes.

El guion es, sin duda, el punto fuerte de la película. Dolan evita simplificar las relaciones entre los personajes, presentando dilemas morales complejos y evitando las soluciones fáciles. La película aborda temas como la atracción, el deseo, la infidelidad, el dolor y la búsqueda de la autenticidad. Se explora, con delicadeza pero con firmeza, el impacto del pasado en el presente y la dificultad de romper con los patrones de comportamiento arraigados. El diálogo es natural y realista, evitando la grandilocuencia y centrándose en las conversaciones cotidianas que revelan la verdadera esencia de los personajes.

Sin embargo, la película no está exenta de ciertas deficiencias. Algunos momentos pueden sentirse algo lentos y la estructura narrativa, aunque intrigante, podría haberse beneficiado de un mayor ritmo en ciertos puntos. Además, la constante exploración de las emociones masculinas, aunque valiosa, podría resultar repetitiva para algunos espectadores. No obstante, estas pequeñas imperfecciones no empañan la experiencia general, que sigue siendo notable y profundamente conmovedora. “Los amores imaginarios” es una película que invita a la reflexión y que, a pesar de su tono a menudo sombrío, celebra la belleza de la conexión humana.

Nota: 8/10