Los ángeles de Charlie (2000)

“Los Ángeles de Charlie” es una película que, a primera vista, podría pasar fácilmente por una comedia de acción con toques de espionaje. Sin embargo, tras una primera confusión, se revela como un ejercicio de equilibrio sorprendente entre el humor absurdo, la acción trepidante y un toque de drama que, aunque no siempre logra ser totalmente satisfactorio, merece la pena su exploración. La película, dirigida por Phil Lord y Christopher Miller, demuestra un control de ritmo admirable, alternando escenas de acción frenéticas con momentos de interacción grupal que resaltan la química entre Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu.

El guion, a pesar de algunas situaciones que resultan forzadas y dependientes de la suspensión de la incredulidad, presenta un núcleo de ideas interesantes. La premisa del "comité de ética de la intimidad" que protege los secretos de la humanidad es inherentemente divertida y plantea cuestiones provocadoras sobre la privacidad y la vigilancia. La amenaza que representa Roger Corwin, interpretado con una intensidad inquietante por Tim Curry, funciona como el motor de la trama, dándole a la película un sentido de urgencia que contrasta con la naturaleza aparentemente ligera de la historia. Sin embargo, el guion carece de profundidad en algunos puntos, especialmente cuando se trata de explorar las motivaciones de los personajes secundarios, y recurre a clichés del género de espionaje que podrían haberse evitado.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Cameron Diaz y Drew Barrymore, quienes comparten una dinámica contagiosa, aportan al equipo una dosis de humor y carisma que compensa, en parte, las fallas del guion. Lucy Liu, en el papel de Alex, la experta en tecnología y combates, ofrece una interpretación sólida y convincente, aunque su personaje a veces se siente un tanto unidimensional. Sam Rockwell, por su parte, se desvive en el papel de Eric Knox, el genio de la informática, dotándole al personaje de vulnerabilidad y desesperación que le permiten a la audiencia conectar con su situación. Tim Curry, como el antagonista, se entrega a la perfección, transmitiendo una presencia amenazante y un malestar palpable. Su interpretación es una de las más destacadas de la película.

La dirección de Phil Lord y Christopher Miller, conocidos por sus trabajos en “Community” y “Brick”, demuestra una capacidad para manejar el ritmo y el tono de la película con notable habilidad. Logran mantener la acción emocionante y el humor fresco, sin perder de vista el objetivo principal: entretener al espectador. El uso del color y la fotografía contribuye a la atmósfera particular de la película, creando un ambiente que oscila entre el elegante y el extravagante, reflejando la naturaleza inusual de la trama. Aunque no es una obra maestra, “Los Ángeles de Charlie” es una película que ofrece entretenimiento, visualmente atractiva y con un buen elenco. Se trata de una escapada divertida que, a pesar de sus defectos, merece la pena ser vista.

Nota: 7/10