Los becarios (2013)

“Los becarios” (The Intern) no es la comedia romántica viral que algunos pudieron anticipar, aunque la premisa inicial – dos hombres de mediana edad, desprovistos de conocimientos digitales, que intentan infiltrarse en el mundo de Google – promete un choque cultural hilarante. Sin embargo, la película de Nancy Meyers ofrece una reflexión más profunda sobre la edad, la adaptación, el propósito y, en última instancia, la búsqueda de sentido en la vida. Meyers despliega un guion inteligente y, a veces, sorprendentemente conmovedor que va más allá de la comedia superficial, centrándose en la conexión humana y el aprendizaje mutuo.

La dirección es sólida, con Meyers logrando crear una atmósfera palpable de incomodidad y, a la vez, un ambiente cálido y acogedor. Las secuencias en el campus de Google son visualmente atractivas y transitan con naturalidad entre el humor y el drama. La película se beneficia de la química innegable entre Robert De Niro y Anne Hathaway. De Niro, en un papel que le sienta a la perfección, interpreta a un "intern" venerable y experimentado, pero también vulnerable y en busca de una nueva oportunidad. Su personaje, Philip, encarna una sabiduría silenciosa y una honestidad brutal que contrasta maravillosamente con la energía desenfrenada de sus compañeros de "prácticas". Hathaway, por su parte, ofrece una interpretación brillante como Jules, una joven ambiciosa y a menudo exasperada, que al principio ve a Philip como un estorbo, pero que poco a poco aprende a apreciar su experiencia y su perspectiva. La evolución de su relación es el corazón de la película.

Si bien la película funciona particularmente bien en la relación entre los protagonistas, el guion también explora con sutileza la frustración de aquellos que sienten que la tecnología les deja atrás. La película no idealiza el mundo de Google, sino que muestra las presiones competitivas, la búsqueda incesante de productividad y, quizás lo más importante, la sensación de no pertenecer. La película también plantea preguntas sobre el valor de la experiencia versus la juventud, y sobre cómo podemos aprender y crecer a lo largo de la vida, independientemente de nuestra edad. La comedia está presente, sí, pero se equilibra con momentos de genuina emoción y reflexión. No se trata simplemente de un chiste, sino de una exploración de temas relevantes para nuestra sociedad.

En definitiva, “Los becarios” es una película agradable y bien construida que ofrece algo más que entretenimiento ligero. Es una comedia romántica con sustancia, que invita a la reflexión y que, sobre todo, celebra la importancia de la conexión humana y el valor de la experiencia. El final, aunque no sea un desenlace explosivo, es emotivo y esperanzador, dejando al espectador con una sensación de optimismo sobre el futuro.

Nota: 8/10