Los Blacks se van de purga (2016)

“Los Blacks se van de purga” es una propuesta audaz, un experimento cinematográfico que intenta fusionar el suspense de un thriller con la sátira social. La premisa, la llegada de la familia Black a Beverly Hills justo en el momento de la Purga Legal, resulta inmediatamente intrigante y ofrece un escenario rico en posibilidades dramáticas y cómicas. Sin embargo, la película se encuentra con algunas dificultades en su ejecución, y aunque presenta momentos brillantes, no logra alcanzar la profundidad que parecía sugerir.

La dirección de Terence Fisher es, en su mayoría, eficiente, aunque a veces recae en un estilo un tanto artificioso, sobre todo en las escenas más coreografiadas y de acción. Se nota un esfuerzo por crear momentos visualmente impactantes, pero a veces se prioriza la estética por encima de la narrativa orgánica. La película tiene un ritmo irregular, con momentos de tensión genuina interrumpidos por una sucesión de gags que, a pesar de ser divertidos, diluyen el impacto emocional. No obstante, existe un cierto dinamismo en la puesta en escena y una utilización interesante del color, especialmente en las escenas que representan la inminente Purga Legal.

El elenco, liderado por Winston Duke como Carl Black, ofrece interpretaciones sólidas y convincentes. Duke transmite con eficacia la desesperación y la ambición de un padre que busca una mejor vida para su familia. Regina King, en el papel de Loretta Black, aporta una fuerza y una dignidad imponentes, y su relación con Winston Duke es el corazón emocional de la película. Sin embargo, algunos de los personajes secundarios, aunque bien interpretados, se quedan un tanto planos y poco desarrollados. Se percibe un deseo de explorar las implicaciones sociales de la Purga Legal, pero la película opta por un enfoque superficial, evitando profundizar en las motivaciones de los personajes y en las consecuencias de este sistema legal.

El guion, escrito por Terence Hayes y Shana Marder, es el punto más débil de la película. Si bien la idea inicial es interesante, la trama se complica con demasiados giros y subtramas que no siempre están bien integradas. El diálogo, en general, es torpe y expositivo, y la película recurre a menudo a clichés y estereotipos raciales. La Purga Legal se presenta como una oportunidad para satirizar las desigualdades sociales y la corrupción, pero la película carece de la complejidad y la sutileza necesarias para lograr una crítica social efectiva. Se intenta crear una reflexión sobre el sistema legal, pero se queda en un análisis superficial, sin ofrecer soluciones ni perspectivas realmente innovadoras.

A pesar de sus fallas, “Los Blacks se van de purga” ofrece momentos de entretenimiento y una propuesta original. La película sirve como un recordatorio de la importancia de abordar temas sociales relevantes, aunque su ejecución deja mucho que desear. En definitiva, es una obra que vale la pena ver por su audacia conceptual, pero que no alcanza el potencial que parecía tener.

Nota: 6/10