Los canallas (2013)

“Los Canallas” es una película que te envuelve en una atmósfera de oscuridad y desesperación, un thriller psicológico con toques de drama familiar que, a pesar de sus ambiciones, no alcanza completamente el impacto que podría haber tenido. La película, dirigida por Jacques Audiard, se centra en la trama de Marco Silvestri, un hombre atormentado por la tragedia y la búsqueda de venganza. Su hermana, Sandra, ha caído en la desesperación y lo arrastra a París, un lugar que se convierte en un escenario de engaños, secretos y una lucha implacable contra un sistema que parece estar diseñado para hundir a las personas.

La dirección de Audiard es sólida y se destaca por su cuidada puesta en escena y la atmósfera opresiva que construye. Las escenas en el edificio de lujo, donde reside la amante del empresario Laporte, son particularmente claustrofóbicas, transmitiendo una sensación constante de tensión y amenaza. El uso de la luz y la sombra es magistral, reforzando el estado anímico de los personajes y la naturaleza moralmente ambigua de la historia. Sin embargo, a veces la película se permite excesos estilísticos, con planos y movimientos de cámara que, aunque visualmente atractivos, a veces alejan al espectador de la narrativa principal.

La película cuenta con una interpretación magistral de Romain Duris como Marco. Su actuación es sutil, introspectiva y transmite a la perfección la angustia, la frustración y la determinación del personaje. El rostro de Duris, lleno de dudas y tormento, se convierte en el eje central de la película. Asimismo, Marion Cotillard, en el papel de Raphaelle, ofrece una interpretación igualmente convincente, dotando al personaje de una vulnerabilidad y un encanto inquietantes. Las actuaciones secundarias, especialmente la de Pio Marini como Edouard Laporte, son sólidas y cumplen su función, aunque algunos personajes secundarios carecen de la profundidad que merecían.

El guion, escrito por Audiard y Céline Sciamma, es donde la película presenta algunas de sus mayores debilidades. La trama, aunque intrigante, se complica excesivamente, introduciendo giros inesperados y personajes con motivaciones poco claras. A pesar de la buena intención de explorar temas como la codicia, el poder y la culpa, la historia a veces se pierde en detalles innecesarios, diluyendo el impacto emocional de la historia. El ritmo, a veces, se siente irregular, alternando momentos de tensión sostenida con pausas que no contribuyen a la narrativa. Aunque se intenta abordar la psiquiatría y el abuso emocional, la representación, en mi opinión, carece de la profundidad necesaria para profundizar en la complejidad del tema.

A pesar de sus fallos, “Los Canallas” es una película que, sin duda, merece ser vista. Es un thriller psicológico que nos obliga a cuestionar la moralidad, la justicia y el precio de la venganza. Es un estudio de personajes complejo, aunque a veces desequilibrado, y que plantea preguntas sobre la naturaleza humana en un mundo marcado por la desigualdad y el engaño. No es una obra maestra, pero sí un entretenimiento inteligente y que dejará una huella en la memoria del espectador.

Nota: 7/10