Los casos de Victoria (2016)

“Los casos de Victoria” es una propuesta intrigante que, aunque carece de la frescura y el dinamismo que prometía su premisa, ofrece un entretenimiento sólido y, sobre todo, una reinterpretación refrescante del tropo de la abogada dura. La película, dirigida por Álvaro Sánchez, se sitúa en el entorno legal de Madrid, un mundo oscuro y lleno de personajes complejos, y se centra en Victoria, interpretada con una magnética frialdad por María José Pascual. Pascual logra, de forma efectiva, transmitir la desesperación y el desengaño de su personaje, una mujer consumida por la rutina y la sensación de falta de propósito. Su Victoria es una persona que, aunque brillante en su profesión, se encuentra aislada y desconectada de su propio ser.

La trama, centrada en el caso de Vicent, un exnarco encarcelado por intento de asesinato, se desarrolla de manera aparentemente simple, pero con giros inesperados que mantienen la tensión y el interés. La decisión de Victoria de aceptar el caso, motivada por una mezcla de pragmatismo y una necesidad de romper su existencia monótona, es el motor principal de la historia. La contratación de Sam, el exnarco, como asistente personal, es un elemento crucial que introduce un trasfondo de violencia y criminalidad en la vida de Victoria, complicando aún más la situación. La relación entre ambos personajes, construida con humor negro y una tensa dinámica de poder, resulta ser uno de los aciertos más notables de la película. La química entre Pascual y Daniel Sánchez Duarté, quien interpreta a Sam, es palpable y genera momentos divertidos y, a la vez, inquietantes.

La dirección de Álvaro Sánchez es competente y estilísticamente depurada. Utiliza una paleta de colores apagados y una fotografía cuidada que refleja el ambiente sórdido de la investigación y el mundo criminal. La película se beneficia de un ritmo pausado, que permite explorar a fondo las motivaciones de los personajes y el trasfondo de la trama. Sin embargo, la película podría haberse beneficiado de un desarrollo más profundo de algunos personajes secundarios y de una mayor complejidad en la construcción de la investigación. Algunas subtramas se ven aceleradas y otras, por el contrario, se ven alargar innecesariamente.

El guion, adaptado de la serie española, es sólido, aunque a veces recurre a clichés del género legal. La tensión se mantiene constante gracias a la amenaza latente de la violencia y a las complejas relaciones entre los personajes. La resolución del caso, aunque lógica, no alcanza el impacto emocional que se podría haber esperado, quizá por la falta de profundización en el pasado de algunos personajes. No obstante, la película logra mantener el interés del espectador hasta el final, ofreciendo un entretenimiento inteligente y bien ejecutado, sobre todo gracias a la actuación de su protagonista.

Nota: 7/10