Los Cocodrilos (2009)

“Los Cocodrilos” es una película que, a pesar de su premisa sencilla, logra generar un ambiente de tensión y humor que, en última instancia, la convierte en una experiencia cinematográfica sorprendentemente entretenida. Dirigida por el también guionista, Henri Marvey, la película se presenta como un retrato ágil y dinámico de una pandilla juvenil en una pequeña ciudad, y aunque no es una obra maestra del cine, sí que consigue su objetivo principal: ofrecer una historia de crímenes juvenil con un toque de comedia que funciona, más que todo, por la energía y el ritmo que imprime.

El guion, escrito por Marvey y James Wilson, se basa en una trama aparentemente básica –un robo, una recompensa, una misión– pero lo que realmente le da fuerza es el desarrollo de los personajes. Hannes, el protagonista, es un joven atormentado por las circunstancias y anhelando una salida a la pobreza. La película se centra en su evolución a medida que se ve envuelto en las actividades de la pandilla. Las secundarias, aunque no reciban tanta profundidad, son convincentes en sus roles, aportando momentos cómicos y, en algunos casos, cierta vulnerabilidad que humaniza la historia. La película evita caer en clichés de la comedia criminal, presentándonos a personajes con motivaciones complejas y, en general, evitando la simple caricaturización.

La dirección de Henri Marvey es notable por su capacidad para mantener el ritmo. Las escenas de acción, bien coreografiadas y visualmente dinámicas, no duran demasiado, evitando la sensación de saturación. La banda sonora, compuesta por el siempre efectivo Brian Reitzell, complementa a la perfección la atmósfera de la película, oscilando entre la electrónica pulsante y la música indie más relajada, dependiendo del momento. Sin embargo, la película no se queda en la mera sucesión de escenas de acción; se toma el tiempo necesario para explorar las relaciones entre los personajes y el contexto social en el que se mueven.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Ben Whishaw, en el papel de Hannes, ofrece una interpretación natural y convincente, logrando transmitir la angustia y la ambición del personaje. También destaca las interpretaciones de los miembros de la pandilla, en particular la de Lewis Miller como el "viejo" de la banda, un personaje que aporta un peso moral a la historia. Las actuaciones son realistas, evitando la grandilocuencia y el melodrama, lo que contribuye a la credibilidad de la película.

No obstante, la película no está exenta de defectos. Algunos diálogos resultan un poco forzados y el final, si bien cumple su función, podría haber sido más elaborado. Además, la crítica social, aunque presente, no llega a ser tan incisiva como podría haber sido, quedando en un plano más superficial. Pero estos pequeños defectos se compensan con creces por la energía y el dinamismo que la película ofrece, convirtiéndola en una distracción agradable para aquellos que busquen una comedia criminal con un toque de suspense.

Nota: 7/10