Los cuasicops (1990)

“Los Cuasicops” es una película que, a primera vista, podría parecer un simple caso de comedia policíaca. Sin embargo, bajo la superficie de situaciones absurdas y diálogos mordaces, se esconde una reflexión sobre la soledad, la ética y la dificultad de encontrar tu lugar en un mundo impersonal. La película, dirigida por Peter Kirkham, logra un equilibrio inusual entre la comedia y el drama, creando un producto que sorprende por su ambigüedad y por la habilidad con la que explora los personajes.

El punto de partida, la degradación de Alex Kearney, interpretado con una vulnerabilidad palpable por Sam Worthington, es el núcleo de la historia. Worthington ofrece una actuación notable, no solo por su carisma, sino por su capacidad para transmitir la frustración y el auto-desprecio de un joven policía que se siente perdido. La película no idealiza a su personaje; lo muestra como un individuo torpe, ingenuo y que a menudo se mete en problemas, pero con un buen corazón y un deseo genuino de hacer bien su trabajo. La relación entre Alex y el detective Dennis Curren (un magistral Mark Wahlberg) es el corazón de la película. El personaje de Wahlberg, un detective cínico y brillante con un pasado turbulento, se convierte en una figura paternal, aunque reacia, para Alex. La química entre ambos actores es excepcional, y sus diálogos, a menudo llenos de sarcasmo y frustración, son el alma de la película.

El guion, coescrito por Peter Kirkham y Bill D’Entwang, se beneficia de una estructura narrativa que alterna momentos de humor desbordante con secuencias de acción sorprendentemente efectivas. Sin embargo, la película no se aferra únicamente a la comedia; incluye momentos de tensión realistas y, lo más importante, explora las consecuencias de las acciones de los personajes. La película plantea preguntas sobre la justicia, la corrupción policial y la presión que experimentan los policías. La ambientación en Philadelphia es impecable, añadiendo una capa de autenticidad al relato. Los escenarios son reconocibles y contribuyen a crear una sensación de verosimilitud, incluso en las situaciones más absurdas.

Aunque algunos diálogos podrían sentirse forzados en ciertos momentos, la película logra mantener un ritmo constante y un nivel de entretenimiento elevado. La dirección es sólida, equilibrando con maestría las diferentes tonalidades de la historia. La banda sonora, que incluye música jazz y funk, refuerza la atmósfera de la película. “Los Cuasicops” no es una obra maestra del cine, pero es una comedia policíaca inteligente, bien actuada y con una perspectiva interesante. Es un ejemplo de cómo el humor puede utilizarse para abordar temas complejos y para crear personajes memorables. Es una película que, más allá de las risas, te invita a reflexionar sobre la condición humana y sobre la dificultad de encontrar un sentido en el mundo.

Nota: 7/10