Los descendientes (2011)

“Los Descendientes” (Descendants) es, en esencia, una fábula moderna de cuento de hadas, pero con una ejecución que oscila entre lo entrañable y lo repetitivo. La película, con su ambientación en el paradisíaco Hawái, se basa en la premisa de que la tradición familiar, la sangre y el destino no son los únicos factores que determinan nuestro camino. La trama, que centra la historia de Matt King, un hombre que se enfrenta a la pérdida y a la necesidad de reconciliarse con sus hijas, busca explorar temas complejos como el legado, el perdón y la aceptación, elementos que, si bien son nobles, no siempre logran convencer con la fuerza que merecen.

La dirección de Kenny Ortega (de “Proyecto X” y “Step Up”) no alcanza la sofisticación que podría haberle brindado mayor profundidad. Aunque visualmente es atractiva, con un uso cuidadoso del color y de la música, el ritmo narrativo es algo forzado. Ortega se apoya demasiado en la espectacularidad de los números musicales, que, si bien son buenos, a veces eclipsan otros aspectos importantes de la historia. El film es claramente un producto de Disney, y a veces esa característica se traduce en una priorización del entretenimiento superficial sobre la construcción de personajes y un desarrollo argumental realmente cautivador.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Ben Barnes, en el papel de Mal, la hija del malvado Jafar, destaca especialmente. Su voz y su presencia escénica le permiten interpretar un personaje complejo y con matices. Chloe Grace Meacham, como Evie, la hija de Ursula, y Demi Lovato como Dizzy, la hija de Cruella de Vil, también ofrecen interpretaciones convincentes. Sin embargo, la dinámica entre los personajes secundarios, a pesar de sus conflictos internos, a veces resulta un tanto plana. La relación entre Mal y el príncipe Ben, aunque es el motor emocional de la película, carece de la tensión y la profundidad necesarias para generar un impacto real.

El guion, por su parte, es donde se aprecia más la falta de riesgo. Si bien la idea de una nueva generación de villanas, que buscan redención, es interesante, la ejecución es predecible. Los clichés del género de cuento de hadas están muy presentes y la trama, aunque entretenida, no ofrece ninguna sorpresa. La resolución, que aunque satisfactoria, es un tanto simplista y no explora las implicaciones más profundas de las decisiones tomadas por los personajes. Se siente una falta de audacia en la escritura, una tendencia a confiar en fórmulas probadas en lugar de arriesgarse a explorar nuevas perspectivas.

No obstante, "Los Descendientes" posee una considerable dosis de optimismo y corazón. Es una película que celebra la diversidad, la amistad y la importancia de la familia, valores que resuenan especialmente en un contexto cultural actual. Si bien no es una obra maestra, sí ofrece un entretenimiento ligero y agradable, especialmente para un público joven y familiar.

Nota: 6/10