Los Diez Mandamientos (1956)

(EN) · Drama, Historia · 3h 40m

El mayor acontecimiento de la historia del cine.

Póster de Los Diez Mandamientos
Media
2.6 /10

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Sinopsis

Drama bíblico ambientado en el Antiguo Egipto que narra la historia de Moisés, favorito de la familia del faraón, que decide renunciar a su vida de privilegios para conducir a su pueblo, los hebreos esclavizados en Egipto, hacia la libertad.

Ficha de la película

Título original

The Ten Commandments


Estreno


Géneros

Idioma original

EN



Guionista

Cecil B. DeMille


Reparto principal de Los Diez Mandamientos

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Los Diez Mandamientos.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de Los Diez Mandamientos

Nuestra crítica de Los Diez Mandamientos

Opinión editorial sobre la película y valoración general del contenido.

Por el equipo de Programación en Directo

La última de las grandes superproducciones bíblicas de Cecil B. De Mille, la historia de Moisés, que el propio director ya había llevado a la pantalla en 1923 en pleno cine mudo.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Los Diez Mandamientos. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Nerea Paredes
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (7.0/10)

La adaptación de 1956 de “Los Diez Mandamientos” es, sin duda, una de las películas más monumentales y ambiciosas del cine clásico. No se trata simplemente de una re-contar una historia tan conocida como la del Éxodo; es un evento cinematográfico que, con su escala, producción y aspiraciones épicas, aún hoy, décadas después, resulta sorprendente. La película, dirigida con una mano firme por Cecil B. DeMille, se erige como un hito de la historia del género épico religioso, y aunque con sus fallos inherentes a la época, se mantiene como una obra que merece ser vista y analizada.

La dirección de DeMille es, en esencia, la pieza clave de la película. Su dominio de la puesta en escena es impecable. Las batallas son espectaculares, con una coreografía y efectos especiales (para la época) que impresionan incluso al espectador moderno. Sin embargo, el verdadero mérito de su dirección reside en la creación de una atmósfera grandiosa y la palpable sensación de escala que envuelve la historia. La recreación de Egipto, tanto en sus palacios opulentos como en sus calles polvorientas, es asombrosa, logrando transportar al espectador a un mundo diferente, un mundo de faraones y esclavos, de dioses y profetas. No obstante, la película a veces recae en un melodrama excesivo, sobrecargado de sentimentalismo que, aunque busca generar empatía, puede resultar a veces artificioso.

La película ostenta un elenco impresionante, con actuaciones memorables. Charlton Heston, en su debut cinematográfico, se erige como un Moisés imponente y convincente. Su interpretación, aunque, en retrospectiva, puede parecer un tanto pomposa en algunos momentos, es fundamental para el impacto emocional de la historia. Rex Harrison, como el Faraón Ramsés II, ofrece una actuación fría y autoritaria, un gobernante consumido por el poder y la paranoia. Gene Tierney, como Belsana, la princesa hebrea, aporta una cierta delicadeza a la trama, aunque su personaje, en última instancia, resulta algo plano y unidimensional. Las actuaciones de los secundarios, un elenco considerable, son, en general, sólidas, aportando vitalidad a la narrativa. Es importante destacar, sin embargo, que las actuaciones, incluso las buenas, están a menudo condicionadas por el estilo teatral prevaleciente de la época.

El guion, adaptado de la novela homónima de Harriet Beecher Stowe, se basa, naturalmente, en la Biblia, pero con ciertas licencias dramáticas y licencias creativas. La historia es contada de manera directa y clara, pero a veces se ve afectada por el deseo de maximizar el impacto visual y emocional. La película se concentra en los momentos de conflicto principal – la esclavitud, el diluvio, la travesía del Mar Rojo – omitiendo algunos detalles y enfocándose en la representación visual del drama. La película, por tanto, se centra en la acción y el espectáculo, relegando a veces a un segundo plano la profundidad psicológica de los personajes y las sutilezas de la historia. La complejidad teológica de la narrativa bíblica se simplifica, buscando un impacto más inmediato en el público.

En definitiva, “Los Diez Mandamientos” es una película que, a pesar de sus limitaciones inherentes a su contexto histórico y sus posibles excesos estilísticos, se mantiene como un logro cinematográfico de gran calibre. Es una producción ambiciosa que, con su escala, sus efectos especiales y sus actuaciones imponentes, ofreció una experiencia cinematográfica única. Su valor reside, sobre todo, en su capacidad para evocar una época y una historia, para conectar con el público a través de la emoción y el asombro.

Nota: 7/10

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