Los dioses deben estar locos 2 (1989)

“Los dioses deben estar locos 2” es una película que, si bien no redefine el género de acción, ofrece una experiencia cinematográfica entretenida, aunque con algunos tropiezos evidentes. La película se aferra a la fórmula del western moderno, con toques de humor negro y una trama que, en esencia, se siente familiar, pero logra mantener el espectador enganchado durante sus casi noventa minutos de duración. La película se beneficia de la nostalgia de la estética de Sergio Leone, pero también intenta evolucionar en un territorio más contemporáneo, con un ritmo y una ejecución que a veces resultan confusos.

La dirección de David Loy, aunque competente, se ve limitada por un presupuesto modesto y una cierta falta de audacia en la puesta en escena. Hay momentos de gran belleza visual, especialmente en las secuencias de persecución por el desierto, donde la fotografía de Marcos Martin capta la inmensidad del paisaje y la sensación de desamparo. Sin embargo, la dirección no logra evitar algunos planos excesivamente largos y una narración visual que, a veces, se apoya demasiado en la similitud con el original. Existe una tensión constante que se mantiene, pero la película podría haber explotado esa tensión con decisiones más contundentes en el uso de la música y el montaje.

Las actuaciones son un punto fuerte de la película. El veterano José Coronado, como el pequeño bosquimano Xixo, entrega una interpretación conmovedora y, a la vez, divertida. Su personaje, un hombre sencillo y lleno de recursos, es el corazón de la película y su arco narrativo es el más interesante. También destaca el trabajo de un reparto secundario sólido, con actores que logran aportar credibilidad a los diferentes personajes que compiten por la supervivencia. Particularmente digna de mención es la interpretación de Daniel Brühl como el piloto en problemas, quien aporta un toque de complejidad a un personaje que, en otras manos, podría haber resultado plano.

El guion, sin embargo, es el área más débil de la película. Si bien la premisa – una banda de soldados rivales, un piloto desamparado y un bosquimano en busca de sus hijos – es intrigante, la ejecución carece de originalidad y los diálogos, en ocasiones, resultan forzados. Se recurre a clichés del género, como el hombre duro que descubre su humanidad o la venganza como motor principal de la trama. Si bien la película intenta subvertir algunas convenciones del género, estas ambiciones no siempre se materializan en escenas memorables. El subgénero del western moderno tiene mucho potencial, y se nota que la película intentaba abarcarlo, pero no siempre consigue equilibrar las diferentes influencias.

A pesar de sus fallas, “Los dioses deben estar locos 2” es una película que ofrece entretenimiento y, sobre todo, un soplo de aire fresco en un mercado saturado de superproducciones. Es un western con corazón, que valora los personajes y las relaciones humanas por encima de los efectos especiales. Si buscas una película que te haga reír y pensar un poco, y no te preocupes por la perfección técnica, esta es una opción recomendable.

Nota: 6.5/10